Cuitas julianas

[Yoni]

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El séptimo mes del año es duro. Empezará con mi cumpleaños, seguirá con el inicio de las vacaciones escolares de medio año y terminará con las Fiestas Patrias. Pero mi cumpleaños me emociona cada vez menos, ya dejé el colegio hace tanto que ya parece una vida anterior y de patriota ya no tengo mucho. Sólo me queda este frío incómodo que se me mete en los huesos, y aunque no padezco ni artritis ni reumatismo es claro que ya me tienen pedido…

Ya qué, me tomo un café.

Con la taza en las manos para que me las caliente, pienso si este mal humor es sólo porque estuvo nublado buena parte del día. Es la más obvia conclusión, sí, pero quizás incompleta.

¿Acaso sea el trabajo el que me tiene así? ¿Acaso mi situación sentimental? ¿Acaso la del país? Un poco de cada uno, seguro. ¿Cómo si no? Pero luego pienso que al menos tengo trabajo que me da hasta para ahorrar un poco, si estoy soltero es más por flojo que por carecer de algo qué ofrecer, y el país siempre ha sido un desastre a menudo peor que el que vivimos ahora.

Entonces pienso que igual como este café me calienta las manos y luego el cuerpo, sólo necesito pensamientos positivos o al menos menos negativos. Hay quienes se acuerdan de mi cumpleaños y se toman el trabajo de felicitarme, los escolares en vacaciones son más asientos disponibles en los buses en hora punta y me gusta adornar mi chompa con mi broche de escarapela. Un poco banal todo, sí, pero así soy yo, la sal de la tierra.

Y ya se hace tarde y debo dormir que mañana toca salir a trabajar y esos horarios deben de cumplirse, como este de escribir en este blog regularmente.

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