La Noche que Himmler Conoció a Borges (2014): Mazmorras circulares

[B-Review]

Himmler y Borges

himmler borges portada
Portada de Amazon

Javier Cosnava estudió historia en la Universidad de Barcelona, años después incursionaría como historietista, guionista y escritor, pero la narrativa histórica en general y la de la Segunda Guerra Mundial en particular seguirían siendo temas recurrentes para él. Allí están Zombies de Leningrado, La Segunda Guerra Mundial la novela, El Joven Hitler, Los Casos de Otto Weilern, El General von Richtoffen y sus Viajes en el Tiempo… El mayor conflicto del siglo XX es uno de los temas que le apasiona, ¿y a quién no? Después de todo, casi nada del resto del siglo XX y mucho de este siglo no se explica sin recordar lo que ocurrió entre 1939 y 1945.

Por ello, la obra que me ocupa ahora fue otra más que agregó a este su ciclo “segundaguerrista”, con la particularidad de ser además un tributo al escritor argentino Jorge Luis Borges y a su notable cuento Deutsches Requiem.

Borges le sabe

jorge luis borges y estela canto paseando
Jorge Luis Borges y su amiga Estela Canto (a quien dedicara el cuento El Aleph) en 1945. Hubiera puesto una de Borges con Himmler si tuviera una.

Deutsches Requiem es uno de los cuentos más famosos del gran escitor argentino. Publicado inicialmente en la mítica revista Sur en 1946, fue recopilado como parte de El Aleph en 1949, entre La Otra Muerte y La Busca de Averroes, presentándose como un texto escrito por un oficial nazi ficticio llamado Otto Dietrich zur Linde. Éste ha sido condenado a muerte por sus crímenes durante su nombramiento como “subdirector del campo de concentración de Tarnowitz”. Faltan pocas horas para su ejecución y siente la necesidad de expresarse, no para ser perdonado sino para ser entendido a él y a la labor que hizo, que él juzga que prefigura el futuro del mundo.

Suerte de espejo oscuro, la narración del “torturador y asesino” zur Linde es un laberinto de conceptos. Borges, con agudeza, traza el que acaso estimaba que fue el camino que llevó a la gente de la culta tierra de Goethe a abandonarse a la barbarie del nazismo, lo lamenta y nos insinúa su advertencia de que nadie está libre de perderse, que esa oscuridad sigue allí.

El nazi relata su labor como el “hombre nuevo” que el nazismo requiere. Momento central es su tratamiento al poeta David Jerusalem, a quien su “hombre viejo” deseaba compadecer, pero que al final destruye hasta llevarlo al suicidio: “Ante mis ojos, no era un hombre, ni siquiera un judío; se había transformado en el símbolo de una detestada zona de mi alma. Yo agonicé con él, yo morí con él, yo de algún modo me he perdido con él; por eso, fui implacable”, explica.

Luego se concentra en su labor y el devenir de la guerra, hasta su amargo final: “El mundo se moría de judaísmo y de esa enfermedad del judaísmo, que es la fe de Jesús; nosotros le enseñamos la violencia y la fe de la espada. Esa espada nos mata y somos comparables al hechicero que teje un laberinto y que se ve forzado a errar en él hasta el fin de sus días o a David que juzga a un desconocido y lo condena a muerte y oye después la revelación: Tú eres aquel hombre. Muchas cosas hay que destruir para edificar el nuevo orden; ahora sabemos que Alemania era una de esas cosas”. El Réquiem Alemán, pues…

Varios críticos han relievado la forma cómo Borges ahondó en la mentalidad nazi, cómo logró expresar su oscuridad caótica, y todo cuando aún las ruinas del Reich de los Mil Años no habían dejado de humear. Por eso muchos teorizaron que acaso había conseguido información de primera mano.

De esa especulación, nace esta novela.

Himmler, el oscuro

heinrich himmler visitando un campo de concentración
Heirich Himmler visitando un campo de concentración

Javier Cosnava une los destinos de Borges y de Himmler, el creador del estado policial nazi y de la infraestructura de la “Solución Final”, cuando este es capturado por los aliados y, despojado de toda dignidad, espera su suerte en una banal celda. Allí, entre tantas visitas que lo miran como quien mira a un perro rabioso, llega un tipo que afirma querer entenderle, saber cómo ha llegado allí, su vida, en suma. Heinrich Himmler, ex-líder de las infames SS, acepta contársela.

Los siguientes capítulos transcurren entre las conversaciones de Himmler y Borges (que le hace preguntas o comenta lo que escucha), y los recuerdos de Himmler. En un momento le explica aquél que su objetivo es componer un relato, cuyo protagonista sería “un hombre, como tú, convencido de sus ideales y a la vez profundamente equivocado”.

Cronológicamente, no dejan por repasar ninguna etapa de la vida de Himmler, desde su infancia en una casa de clase media, sus desacuerdos con la mediocridad de su padre, su paso por la escuela, algún amor saboteado por sus nacientes prejuicios, su instrucción militar y su frustración por no haber probado la lucha en la Gran Guerra, la derrota de Alemania y su ingreso al Partido, su revelación como un elemento eficiente y leal a la causa, su paternidad, y su caída. Cosnava se toma muchas licencias creativas, pero en general históricamente está documentado… No por nada su profesión estudiada fue la de historiador.

Quizás la narración pueda ser un tanto confusa a momentos, pero pareciera ser más bien una decisión a drede, para darnos a entender que Himmler no es un narrador fiable. Borges, por su parte, no brilla tanto, sólo es una presencia que a veces se le escapa algún dato o reflexión personal. Igual, referencias a su obra no faltan.

En general siento que no es la intención del autor el que empaticemos ni con Borges ni con Himmler, sobretodo no con el nazi, que si no luce gris como contable (y yo sé de contables) se siente arrogante y pedante, incluso cuando habla de sus cosas más personales. Éste y el argentino acaban siendo instrumentos para el bien de la narración y la alegoria final, que recoge los tópícos borgianos dispersos por la trama hasta armar con ellos un “ouroboros”.

Réquiem final

¿Y qué me pareció? Mal no está. Aprecio la resolución final por atrevida. También que recuperaran a Jorge Luis Borges como un personaje literario, que siempre es interesante especular qué hubiera dicho o pensado. La parte histórica es interesante, aún con todas sus licencias, y si no se empatiza con los protagonistas, al menos se siente el contrapunto cuando Himmler y Borges están en desacuerdo. No me importaría revisar luego alguna otra novela del mismo autor.

La Yapa:

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