Leni Riefenstahl cumple cien años, artículo retrospectivo de José Antonio López publicado en 2002

[Pata de Palo]

Leni Riefenstahl cumple cien años

Este mes cumple cien años la realizadora Leni Riefenstahl. Conocida, y estigmatizada, por haber realizado el film de propaganda nazi El triunfo de la voluntad y la película oficial de las olimpiadas de Berlín de 1936, es también la autora de dos notables y poco conocidos films de ficción que la convierten en una pionera del cine fantástico europeo. He aquí un breve recorrido por su apasionante y controvertida biografía…

El 22 de agosto una anciana alemana cumplirá un siglo. El hecho de que practique el submarinismo y sea la buceadora de más edad del mundo ya sería noticia; pero además se trata del personaje femenino más importante de la historia del cine, la única mujer directora cuya obra puede compararse sin complejos con la de cualquier genio masculino del séptimo arte. No obstante, su puesto entre los grandes del cine ha sido borrado o semiborrado por haber llevado a cabo su obra durante el régimen nazi y por haber dirigido El triunfo de la voluntad, un film de propaganda para el partido. Aparte de la calidad de su obra artística, su apasionante biografía la confirma como uno de los personajes más interesantes, y también más ambiguos y controvertidos, del siglo XX.

La bailarina

Nacida en Berlín en 1902, Leni fue la primera hija del empresario Alfred Riefenstahl, dueño de una empresa de instalaciones de calefacción. Desde muy pequeña sintió una fuerte vocación hacia la gimnasia y la danza. Con la complicidad de su madre, tomó clases de baile a escondidas de su progenitor, que la matriculó a los 16 años en una academia para que aprendiera economía doméstica y se preparara para ser una esposa obediente como las mujeres de su época, algo muy alejado de los intereses de Leni. La tozuda jovencita siguió con sus entrenamientos y se atrevió a bailar en público por primera vez a los 19 años. Aunque muy a regañadientes, el señor Riefenstahl acabó dando su consentimiento a su hija para dedicarse en exclusiva a sus clases de ballet. Leni se convirtió en bailarina de éxito, y sus múltiples ofertas la llevaron a largas giras con distintas compañías. Hasta que en 1924, a los 22 años, un accidente en un ensayo le causa una lesión en la rodilla que trunca su carrera.

La actriz

Una de las experiencias más decisivas en la vida de Leni fue el visionado en 1924 de la película Der Berg des Schicksals [El monte del destino] del director Arnold Fanck, especialista en taquilleras «películas de montaña». La joven, cautivada por los paisajes del film, ni corta ni perezosa se las arregló para conocer al cineasta y ofrecerse como intérprete en su siguiente película, a pesar de su nula experiencia como actriz y como escaladora. Contra todo pronóstico, Fanck escribió su siguiente guión, La montaña sagrada (Der heilige Berg, 1926), especialmente para la bailarina Leni Riefenstahl.

El rodaje de La montaña sagrada en los Alpes fue una experiencia límite: tormentas, temporales de nieve, aludes y un frío intensísimo que hacía todavía más duro el trabajo de los actores, ya de por sí agotador, en lo que podríamos considerar el equivalente de la época a las películas de acción actuales. Para Leni el rodaje fue toda una escuela: además de aprender a esquiar y a escalar, Fanck delegaba algunas veces en ella ciertos aspectos técnicos del film. La colaboración entre ambos continuó en otras cinco películas de similar temática alpinista: Der grosse Sprung (1927), Prisioneros de la montaña (Die weisse Hölle vom Piz-Palü, 1929) -codirigida con el mítico Georg-Wilhelm Pabst-, Tempestad en el Mont Blanc (Stürme über dem Mont Blanc, 1930), Borrachera de nieve (Der weisse Rausch. Neuer Wunder des Schneesschuhs, 1931), S.O.S. Eisberg (1933); a pesar del gran éxito comercial, la inquieta joven empezaba a sentirse insatisfecha con su trabajo, que tenía más de atleta que de actriz.

La directora

La luz azul o el Monte de los Muertos (Das blaue Licht, 1932)

Tras los conocimientos de fotografía y montaje adquiridos a través de las películas de Fanck, Leni no tardó en querer llevar a cabo su propio proyecto como directora. Escribió un guión, La luz azul o el Monte de los Muertos, que era en cierto sentido otro film de montaña muy influenciado por el cine de su mentor, pero al mismo tiempo muy distinto y más arriesgado: se trataba de una leyenda, una película de fantasía. Para poder llevarla a cabo, decidió protagonizarla ella misma y ahorrarse el salario de la actriz principal.

La luz azul contaba la historia de Junta, una chica que vive sola en un monte en cuya cumbre brilla una luz azul por las noches; los habitantes del pueblo, temerosos ante la luz, rechazan a Junta y la tachan de bruja. Sólo un visitante no hace caso de los supersticiosos y decide acercarse a la joven; los dos se sienten mutuamente atraídos, pero la historia de amor se trunca cuando él la sigue sin su consentimiento hasta su refugio y descubre el secreto de la luz azul: es el reflejo de los diamantes que forran el monte donde vive Junta. Cuando ve su hogar profanado, la chica se precipita al vacío; no obstante, las riquezas de su monte traerán la prosperidad al pueblo.

Sólo el hecho de ser una película todavía muda en espíritu impide a La luz azul ser la segunda obra maestra del sonoro alemán tras M el vampiro de Dusseldorf (M) de Fritz Lang, estrenada un año antes. Los actores están sobreactuados como en el cine mudo y los escasos diálogos parecen un añadido algo grotesco y no un ingrediente más de la película al que se saque partido. No obstante es una muy desconocida joya del fantástico europeo a reivindicar, sobre todo por la enorme capacidad de Riefenstahl para crear imágenes tan bellas como poderosas y sacar el máximo partido fotogénico tanto de las montañas -que parecen al mismo tiempo escenarios naturales y míticos- como de sí misma como actriz, rehusando al mismo tiempo la tentación de caer en el vacío narcisismo autocomplaciente propio de actores-directores como Kevin Costner o Mel Gibson.

En cuanto al sencillo argumento de este cuento de hadas, se presta fácilmente a una lectura feminista; como todas las mujeres independientes que viven solas y que no están bajo el dominio de un hombre, Junta, una protagonista femenina fuerte e inusual para el cine de esa época, es calificada de bruja por sus vecinos, que llegan a perseguirla y a querer matarla. Su pretendiente, en lugar de esperar a que ella le muestre su luz azul (puede verse como símbolo sexual o simplemente como su belleza interior), la viola metafóricamente al entrar en su monte sin su permiso, destruyéndola. Además, Leni Riefenstahl es prácticamente la única mujer responsable de una obra realmente importante en el cine como directora, exceptuando tal vez a la extremadamente intelectual y hermética Marguerite Duras. Sin embargo, el hecho de ser un personaje políticamente incorrecto y casi maldito hace que las feministas prefieran reivindicar en su lugar a realizadoras tan mediocres e incoherentes como Jane Campion -El piano (The Piano), Retrato de una dama (Potrait of a Lady), etc.-; en fin, ellas se lo pierden.

El film fue premiado en la primera edición del festival de Venecia, celebrada ese año, y tuvo estupendas críticas dentro y fuera de Alemania. Quedará para siempre la duda de si esta película, muy prometedora aunque imperfecta, habría sido el comienzo de una brillante filmografía de su directora en el cine fantástico; por desgracia, pronto los cambios políticos en su país llevarían su carrera por otros derroteros.

Triumph des Willems (El triunfo de la voluntad, 1934)

Poco después de la presentación de La luz azul, Leni asiste en Berlín a un mitin de Adolf Hitler, que por entonces aún no había llegado al poder. Toda Alemania habla de este nuevo y polémico político y, como siempre que alguien le fascina, la realizadora intenta conocerlo en persona. Para su propia sorpresa, Hitler resulta ser un admirador suyo y le concede una entrevista. Según cuenta la propia Leni en sus memorias, en ese encuentro el futuro dictador le propuso hacer películas para el partido nazi e incluso le hizo una velada proposición amorosa. Ella al parecer rechazó ambos ofrecimientos, y si hemos de creerla hasta le recriminó por sus ideas racistas. Sería el comienzo de una curiosa, ambigua y muy discutida relación entre ambos.

En esta época, Riefenstahl lleva a cabo su último trabajo sólo como actriz, S.O.S. Eisberg (1933), de nuevo a las órdenes de Arnold Fanck. A pesar de que lo único estimulante del proyecto era el más difícil todavía que suponía rodarla en los glaciares de Groenlandia, la generosa oferta que le proponían los estudios Universal de Hollywood, productores del film (1), la convenció. Tras un rodaje todavía más duro que los de las películas de montaña anteriores de Fanck, Leni volvió a Alemania, donde empezó a recibir frecuentes llamadas de los líderes nazis. Hitler le insistía para que rodara películas propagandísticas de su partido, y su futuro ministro Goebbels comenzó a acosarla sexualmente. La obsesión de Goebbels por perseguir a todas las mujeres era la comidilla del Berlín de la época y el director español Fernando Trueba la retrató en La niña de tus ojos. El rechazo de Leni le procuró la enemistad de este personaje durante muchos años. Además, durante este tiempo la realizadora comete un error del que se arrepentirá toda su vida: rechaza la propuesta del cineasta Joseph von Sternberg de emigrar a Estados Unidos con él y con Marlene Dietrich, a la que Sternberg acababa de descubrir en El ángel azul (Der blaue Engel).

Cuando los nazis llegaron por fin al poder, a Leni, según su versión, le fue imposible negarse al capricho de Hitler de que fuera ella y nadie más quien realizara un documental sobre el próximo congreso del partido en Nüremberg. No todos creen que la directora fuera tan reticente como ella dice a este proyecto; en sus memorias, la Riefenstahl se muestra como totalmente ignorante respecto a asuntos políticos: reconoce su fascinación por Hitler pero niega haber compartido nunca las tesis racistas nazis. Aunque realmente hubiera comulgado con estas ideas más de lo que reconoce, es verosímil que a Leni le apeteciera poco llevar a cabo El triunfo de la voluntad (2); estaba claro que los colaboradores de Hitler no verían precisamente con buenos ojos la elección de una persona independiente y no militante nazi, mujer además, para un proyecto tan importante para el partido. A eso hay que añadirle el acoso de Goebbels, que pronto se transformaría en odio y despecho, y que la directora había demostrado en La luz azul un concepto del cine bastante alejado de un film de propaganda política.

A pesar de los inconvenientes, el talento y la profesionalidad de Riefenstahl se impusieron y El triunfo de la voluntad es una de las obras documentales más importantes de la historia del cine. Sólo los aspectos más superficiales delatan que es una cinta de los años treinta, puesto que en cuanto a montaje y movimientos de cámara iguala o supera a la mayoría de documentales actuales, a pesar de todos los avances técnicos posteriores. El trabajo con la imagen es tan virtuoso que el film apenas recurre a la voz en off ni a los rótulos explicativos, y la formación de la directora en el cine mudo vuelve a hacerse notar. La puesta en escena huye, a la hora de filmar a los políticos, de los bustos parlantes y los discursos estáticos; por primera vez se usan en el documental travellings que rodean y envuelven a los nazis o a sus admiradores, y otras técnicas hasta ese momento exclusivas del cine de ficción.

Este excelente trabajo al servicio de un film de propaganda del partido nazi le pasaría una muy cara factura a la directora después de la guerra; algunos sectores opinan que es un film peligroso porque convierte los discursos de Hitler en algo hipnótico y atractivo. No obstante, lo más inquietante de El triunfo de la voluntad no es lo que Hitler dice sino lo que se calla, puesto que la intención del congreso del partido era ofrecer la imagen más vendible y más respetable del nazismo. Quienes piensen que la película consiste en una sucesión de insultos sensacionalistas a los judíos se equivocan por completo: apenas hay referencias a la cuestión de la raza. El discurso nazi es nacionalista y demagógico, pero, y esto es lo que más podría asustar al espectador actual, apenas permite intuir la actuación posterior del partido y tampoco difiere demasiado de lo que puede ser un mitin de otro líder político de cualquier tendencia de entonces o de ahora.

Olimpíada – Juventud olímpica (Olympia 1. Teil: Fest der Völker – Olympia 2. Teil: Fest der Schön , 1937-38)

Aunque Leni se había jurado a sí misma no volver a realizar nunca un film documental por todos los problemas que Goebbels y otros altos cargos nazis le plantearon en El triunfo de la voluntad, no tardó en aceptar la propuesta del COI (Comité Olímpico Internacional) para llevar a cabo una película sobre los juegos olímpicos de Berlín en 1936. Dentro de los estadios y las instalaciones deportivas, el COI, y no los nazis, era la máxima autoridad, por lo que ella esperaba que no hubiera conflictos durante las grabaciones de las pruebas.

Lo más sobresaliente de Olympia (3) es el comienzo; la cámara se desliza entre un conjunto de estatuas clásicas griegas; un virtuoso encadenamiento de planos da vida a una de ellas, el Discóbolo de Mirón, convirtiéndola en un joven atleta que se mueve ágilmente. Esta conexión entre el pasado y el presente muestra que la intención del film es la de trascender su condición de documento periodístico y convertirse en una obra artística. Tras este prólogo experimental, la sucesión posterior de pruebas deportivas rodadas desde una increíble variedad de puntos de vista, buscando siempre el ángulo más interesante y más estético de cada atleta, convierte al film -de nuevo- en una de las cumbres del cine documental y en uno de los títulos técnicamente más innovadores de la historia.

El éxito de Olympia fue enorme en todos los países en los que se proyectó, tanto en los que simpatizaban con el régimen de Hitler como en los que se oponían a él, a pesar de que algunos quieren ver la película como una alegoría nazi; la primera parte del film, «Fiesta del pueblo», fue galardonada con el León de Oro en el festival de Venecia de 1937. Al año siguiente se estrenaría la segunda mitad, «Fiesta de la belleza». La influencia del film (o de los dos films) es notable en la publicidad actual, en la que una enorme cantidad de anuncios imitan, sabiéndolo o sin saberlo, sus imágenes; su modernidad y su vigencia quedaron demostradas una vez más cuando el grupo alemán de rock gótico Rammstein construyó el videoclip de uno de sus temas, Stripped, exclusivamente con escenas de Olympia.

Tiefland (Tierra baja, 1943/1954)

La puesta en marcha de la segunda y última película de ficción de Leni Riefenstahl es una de las más accidentadas de la historia del cine. En 1934, al acabar El triunfo de la voluntad, surgió la posibilidad de adaptar al cine la ópera Tiefland [Tierra baja] de Eugen D’Albert, ambientada en la España mítica y cañí que tanto gusta en el extranjero. La historia era el enfrentamiento entre David y Goliat: un malvado noble contra un valeroso campesino que liberará de su tiranía a todos los habitantes de la tierra baja del título; por supuesto, el desencadenante de la lucha entre los dos hombres sería también el amor de ambos por la misma mujer, que sería interpretada por la propia Leni. Otra leyenda de corte fantástico muy en la línea de La luz azul, aunque más tópica. Todo estaba listo para comenzar el rodaje y la directora llegó a trasladarse a España para filmar exteriores, pero en el último momento la producción se canceló para disgusto de todo el equipo.

Años más tarde, en 1939, el proyecto se retomó pero, con el comienzo de la Segunda Guerra Mundial, el rodaje se fue haciendo cada vez más y más largo y dificultoso. Como Tiefland no se consideraba una película importante para la guerra, no se dieron facilidades para la producción ni se pudieron rodar los exteriores en España. Para dar el toque folclórico, se contrató como extras a gitanos que vivían en un campamento cercano al lugar de rodaje. Este fue uno de los puntos más polémicos para la película, porque muchas veces se ha propagado la calumnia de que el tal campamento gitano era un campo de concentración; aunque se demostró, con sentencia judicial incluida, que eso era imposible porque la película fue rodada antes de que los nazis aplicaran sus leyes racistas a los gitanos; el bulo prácticamente impidió la distribución del film cuando finalmente consiguió estrenarse. Esto no ocurrió hasta 1954, tras haber sido la película requisada y retenida por los aliados desde el final de la guerra diez años antes.

La directora recuerda como una experiencia kafkiana su interés por acabar Tiefland en una Alemania que cada vez se percibía más claramente como perdedora de la guerra y donde todo se estaba derrumbando. Todas estas complicaciones, continuos cortes en el rodaje, y el haberse montado tantos años después y tras haberse perdido en medio parte del negativo, repercutieron muy negativamente en el film. A juicio de los pocos que han podido verlo, el resultado final es irregular aunque con momentos brillantes.

¿Un cine fascista?

El hecho de haber tenido muchos encuentros con Hitler y de haber dirigido El triunfo de la voluntad ha estigmatizado a Leni Riefenstahl como la directora nazi, y ha hecho que su cine se desprecie, se infravalore y se asocie con el fascismo. Toda su obra anterior y posterior a El triunfo de la voluntad se ha (mal)interpretado bajo ese prisma, a pesar de que Leni nunca perteneció al partido nazi, jamás denunció a nadie, contrató a colaboradores judíos y comunistas para sus películas, y los tribunales de desnazificación posteriores a la guerra la consideraron simpatizante pero no colaboradora del régimen. Incluso El triunfo de la voluntad se rodó antes de que comenzara la persecución de los judíos y de los opositores al régimen de Hitler, por lo que difícilmente puede considerarse una apología de los terribles hechos que vinieron más tarde.

De este modo, el culto a la belleza de los cuerpos de los atletas en Olimpia se interpreta como la plasmación de las ideas nazis sobre el ario perfecto o el superhombre de Nietzsche. Probablemente una directora nazi no hubiera tratado con la misma dignidad a los competidores blancos, negros y asiáticos de los juegos como hace Leni en Olympia (de hecho, el ministro Goebbels le pidió que cortara las secuencias de los atletas no arios), pero sus detractores tienen respuesta para todo y la periodista americana Susan Sontag dijo de sus fotos sobre la tribu de los Nuba que la Riefenstahl había encontrado en África a sus arios perfectos (?). De igual manera, también La luz azul y las películas de montaña de Arnold Fanck se ven como exaltación de un misticismo supuestamente protonazi (aunque Fanck fuera socialista). Las lecturas ideológicas que cada uno quiera hacer de una película siempre son subjetivas y respetables; si bien difícilmente se puede negar que a la hora de hablar de cine fascista probablemente hay muchos otros directores -algunos de gran talento, por otra parte- cuya obra merecería ese apelativo mucho antes que el cine vanguardista, esteticista, poco narrativo, e ideológicamente bastante vago y ambiguo, de Leni Riefenstahl.

Después del cine: fotógrafa, submarinista y escritora

Estas cuestiones sobre el cine nazi o no nazi de Riefenstahl se plantearon abiertamente al acabar la guerra, cuando los aliados ocuparon Alemania y Leni fue continuamente arrestada, soltada y vuelta a detener acusada de colaboracionismo. Estos vaivenes obedecían probablemente en parte al oportunismo de algunos burócratas de los países vencedores que aprovecharon la situación para incautarse de los bienes de los detenidos tras la guerra; mientras Leni estaba arrestada esperando un juicio que nunca llegaba, sus cuentas bancarias fueron vaciadas y sus películas requisadas. En los interrogatorios se le mostraron las estremecedoras imágenes que las cámaras aliadas grabaron al entrar en los campos de concentración, con las que Alain Resnais llevaría a cabo una breve y contundente obra maestra del documental, Noche y niebla (Nuit et brouillard), en 1955; una verdad especialmente escalofriante para una mujer que descubría de golpe la cara más siniestra del régimen dirigido por una persona a la que ella había admirado y conocido personalmente.

Cuando finalmente fue declarada no culpable por los tribunales, el veredicto de la prensa fue muy distinto; Riefenstahl se ha visto desde entonces incesantemente calumniada y boicoteada; debería haber sido ahorcada junto a los líderes nazis, llegó a publicar L’Humanité (irónico nombre a juzgar por estos comentarios), el principal periódico comunista francés. El rumor más propagado por diversos medios, que fue amante de Hitler, nunca ha sido corroborado por ninguna prueba ni ningún indicio sólido: todos los posibles testigos y la propia Leni lo niegan tajantemente. Con el paso del tiempo, las protestas de creadores de opinión contrarios a ella han estado siempre presentes, pero no han impedido que se le concedan homenajes y se realicen retrospectivas de su carrera; no obstante, sí han logrado que no haya podido dirigir ninguna película a lo largo de más de cincuenta años, aunque no le hayan faltado admiradores (entre ellos cineastas tan importantes como Vittorio de Sicca o Fassbinder) ni proyectos.

Uno de esos proyectos cinematográficos fallidos, un documental etnológico sobre África, iba a convertirse no obstante en un trabajo fotográfico de éxito. En los años 60 Leni participa en una expedición que le permitirá conocer la tribu de los Nuba, habitantes de los montes de su mismo nombre en Sudán, una de las más primitivas del planeta. Las fotos de sus costumbres, ritos y luchas, sacadas durante esta y posteriores visitas, tuvieron un gran éxito, pero sobre todo le permitieron disfrutar de una envidiable experiencia vital: tratar con una cultura de seres inocentes que viven en contacto directo con la naturaleza, como sus personajes de La luz azul y Tiefland. Lamentablemente, con los años vio como el mundo de los nuba iba desapareciendo: paulatinamente dejaban de ir desnudos y se ponían harapos, y sus campamentos se llenaban de latas de coca-cola.

Y tiempo después, en 1974, a los 72 años, Leni descubrió una nueva pasión insólita para alguien de su edad: el submarinismo. Con el uso de cámaras adecuadas, la realizadora logró convertir este hobbie en arte fotografiando los fondos marinos: la búsqueda de la belleza ha acabado llevando a la directora hasta las profundidades del océano.

Pero tal vez su obra más importante la llevara a cabo pasados los ochenta años: en 1987 publica sus apasionantes Memorias, un extenso libro tan cargado de acontecimientos que no sería verosímil si fuera ficticio, ya que resulta mucho más trepidante que ningún best-seller. Algo más tarde, en 1993, un tal Ray Mulland llevó a cabo un también extenso y también muy recomendable documental sobre su vida basado en largas entrevistas con la directora, que demostraba seguir siendo todo un carácter a sus más de 90 años: Die Macht der Bilder: Leni Riefenstahl, perfecta puesta en imágenes de su biografía escrita, fue emitida en España en dos capítulos en el programa de TVE Documentos TV bajo el título La incorregible Leni Riefenstahl.

Ahora Leni celebra su centenario estrenando su primera película rodada después de la guerra: un trabajo para televisión con las imágenes que ha grabado en sus expediciones submarinas titulado Impressionen unter Wasser [Impresiones bajo el agua]. Aunque la vitalidad de esta anciana podría depararnos sorpresas, es más que probable que este vaya a ser un coherente testamento para una obra y una vida fascinantes.

Mientras, en Hollywood se baraja la posibilidad de llevar su biografía al cine: Jodie Foster lleva años interesándose por el proyecto, que también ha seducido a Steven Spielberg y a Madonna. Pero el miedo de Leni de no tener control sobre lo que se diga de ella en la película le ha impedido hasta ahora dar su consentimiento para una adaptación que probablemente no pueda hacerse mientras ella viva. Ojalá que Impressionen unter Wasser y/o ese posible biopic futuro ayuden a que Leni Riefenstahl ocupe el lugar que le corresponde en la historia del cine.

Filmografía

1. Como actriz (se prescinde de apariciones propias en documentales ajenos):

1924 Tragödie im Hause Habsburg, de Alexander Korda.

1926 La montaña sagrada (Der heilige Berg), de Arnold Fanck. / Wege zu Kraft und Schönheit, de Wilhelm Prager.

1927 Der grosse Sprung, de Arnold Fanck.

1929 Prisioneros de la montaña (Die weisse Hölle vom Piz-Palü), de Arnold Fanck y Georg-Wilhelm Pabst.

1930 Tempestad en el Mont Blanc (Stürme über dem Mont Blanc), de Arnold Fanck.

1931 Borrachera de nieve (Der weisse Rausch. Neuer Wunder des Schneesschuhs), de Arnold Fanck.

1933 S.O.S. Eisberg, de Arnold Fanck. [Versión americana: S.O.S. Iceberg, de Tay Garnett].

2. Como directora:

1932 La luz azul o el Monte de los Muertos (Das blaue Licht). [También productora, actriz, guionista y montadora].

1933 Der Sieg des Glaubens.

1934 Triumph des Willens. [También productora y montadora].

1935 Tag der Freiheit: Unsere Wehrmach. [También productora y montadora].

1938 Olimpíada (Olympia 1. Teil: Fest der Völker). [También productora y montadora].

1938 Juventud olímpica (Olympia 2. Teil: Fest der Schönheit). [También productora y montadora].

1943/1954 Tiefland. [También productora, actriz, guionista y montadora].

2002 Impressionen unter Wasser. [TV].

3. Documentales sobre ella:

1991 La montaña del destino, de Xavier Juncosa i Gurguí y Félix Riera.

1993 Die Macht der Bilder: Leni Riefenstahl [tv: La incorregible Leni Riefenstahl], de Ray Müller. [También narradora].

2000 Leni Riefenstahl im Sudan, de Ray Müller.

Bibliografía

1. Obra propia:

Memorias; prólogo de Román Gubern; traducción de Juan Godó Costa. Barcelona: Lumen, 1991. Colección: Palabra en el tiempo; 208. Traducción de: Memorien (Ed. Taschen, 1987).

Los nuba de Kau. Fotografías, texto y maquetas de Leni Riefenstahl. Barcelona: Blume, 1978.

Los nuba: hombres como de otro mundo. Barcelona : Blume, 1978.

2. Sobre ella:

TASCHEN, Angelika: Leni Riefenstahl – Fünf Leben. Köln: Benedikt Taschen, 2000.

Links de interés:

www.leni-riefenstahl.de / www.dasblauelicht.net

 

José Antonio López (Vigo, España)

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(1) Se trataba de de una coproducción con Estados Unidos, y se rodaron dos versiones de la película. La de lengua inglesa, S.O.S. Iceberg, fue dirigida por Tay Garnett.

(2) El film es inédito en España; sin embargo, es conocido generalmente en obras de consulta con este título traducido literalmente.

(3) La película, exhibida en dos partes, se estrenó en España; sin embargo, es más conocida por su título original, que es el que citamos.


Este artículo lo tenía enlazado en mi propia retrospectiva acerca de la obra de Leni Riefenstahl en su etapa anterior a la derrota alemana en la Segunda Guerra Mundial, pero con el tiempo la web en la que estaba pasó a mejor vida. Sí, aún se encuentra en Archive.org (y de hecho de allí he copiado el texto), pero como otras veces he preferido tenerlo localmente por si alguna vez esa opción también cae.

Poco más puedo decir. La misma Leni Riefenstahl aún me sigue pareciendo todo un personaje incluso en esta su última etapa de oscura leyenda viviente que se dio el lujo de celebrar su centenario habiendo estrenado su primera película en casi medio siglo, un documental armado en base a sus filmaciones submarinas desde los años 1970s, Impresiones Bajo el Agua (Impressionen unter Wasser).


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Fuera de lo que ella quiso dejar como testamento, acaso la mejor retrospectiva a ella ya la había hecho Ray Müller en 1993, suerte de respuesta a lo que Riefenstahl había publicado en sus Memorias en 1987, unas a las que muchos achacaron de cortas de autocrítica justamente. El título en inglés fue de lo más gráfico: The Wonderful Horrible Life of Leni Riefenstahl, aunque una traducción más literal del original Die Macht der Bilder: Leni Riefenstahl sería El Poder de las Imágenes: Leni Riefenstahl… gracia da que en castellano la titularan La Incorregible Leni Riefenstahl. Cuestión de distribución, supongo, no es necesario ponerse conspiranoicos. Igual, libro y documental colaboran en mantener esa imagen polarizante que siempre acompañó a la directora alemana y que es parte de la mística tras su nombre. Con sus más de tres horas recopila mucho material que ayuda a que uno se haga su propia impresión de una ya entonces larga trayectoria vital.


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Leni Riefenstahl muere el 2003, y así acaso su último lujo fue haber dado su última palabra.

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