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Loquillo, Fito Páez, Andrés Calamaro, Ratt, Duran Duran, Kylie Minogue, Culture, y The Jesus & Mary Chain han sido algunos de los últimos artistas que ya pasaron por Lima con esta ola de conciertos. Todos estos hicieron delirar, gritar, saltar, cantar, bailar, y hasta llorar a muchas personas, pero esta nunca fue la mayoría. Quién no ha visto aquellas personas que paradas como un árbol, con cámara en mano y sin abrir la boca se pasan todo el concierto esperando aquel hit de la banda para recién reaccionar. ¿Hemos esperado tanto tiempo de escases de conciertos para tener esa actitud ahora que hay una ola de ellos?

¡Reaccionen! Están llegando artistas que hace un año no los hubiésemos ni imaginado ver en nuestro propio país. Hasta ahora, todos los conciertos han tenido un comentario en particular: “el concierto fue espectacular, pero la gente no reaccionaba”.

Es cierto que Perú no se caracteriza por ser un país conciertero pero esto está cambiando. El problema está en que lo único que ha cambiado son los artistas, pero no el público. Ahora la pregunta es cuánto vamos a tener que esperar para que aprendamos a “comportarnos” en un concierto. Noviembre es la gran prueba y como va la cosa los artistas se van a llevar una imagen muy pobre del público peruano. ¿Dónde quedó la frase de Cerati quien nos catalogó como “el público más caliente de Latinoamérica” al comenzar el concierto de Soda Stereo en Lima? Con este artículo no busco ser pesimista sino buscar una solución y ser realista.

Es una pena ver lo reducido que son los grupos de personas que realmente disfrutan los conciertos como si fueran el último en sus vidas. Solo comparen conciertos de países vecinos (video de público argentino) y podrán ver como la gente realmente da todo de sí, y obviamente ese entusiasmo se contagia al artista haciendo que este haga un mejor espectáculo. Una prueba de ese contagio fue el concierto de Fito Páez, uno de los únicos en los que pude ver un 100% de entrega del público. Como consecuencia de esto, Fito no dudó en decir “que garra le pusieron” y regalar tres canciones más, fuera del repertorio, cuando el concierto realmente había acabado. Lamentablemente, esto no ocurre en todos los conciertos.

Uno de los temas más grandes de este problema, a mi parecer, es la manía de tener la cámara o celular en mano. No tengo nada en contra de que se quieran llevar el recuerdo de una canción, pero no de todo el concierto. Estos son para disfrutarlos en el momento y no en la pantalla de tu computadora al día siguiente. Ya son tres los artistas que se han pronunciado ante esta manía de los peruanos. Primero, Bjork quien paró pleno concierto para pedir que bajen las cámaras que inundaban el vértice del Museo de la Nación. Segundo, Fito Páez quien a nuestra pregunta, en la conferencia de prensa sobre este tema, respondió que era parte de la época pero verdaderamente se perdían gran parte del espectáculo. Finalmente, Andrés Calamaro quien también en pleno concierto dijo “bienvenidos a la conferencia internacional de fotografía digital” y luego en su blog nos llamó “tech slaves” (esclavos de la tecnología), realmente una vergüenza.

Sin embargo, el problema no solo está en esta manía. También existe un factor vergüenza o de complejos que no vamos a negar. Quién no ha tenido esas ganas de gritar y ponerse a bailar o saltar por todos lados pero al pensarlo dos veces dices “cómo voy a saltar y gritar si nadie lo hace”. Se me ocurre hacer un paralelo con los partidos de futbol. ¿Quién se va a atrever a gritar una canción de su equipo si no hay una barra que lo apoye? Después que un grupo grande (la barra) se une para hacerlo, esta euforia se contagia a las miles de personas en el estadio y en segundos todo se vuelve una fiesta. Esto mismo debe y puede ocurrir en los conciertos, basta que un grupo se ponga a saltar, gritar, cantar, bailar, o lo que quieran para que esto se contagie entre todos. Sin embargo, ese grupo o persona que se atreve a dar el primer paso siempre escasea.

Seamos nosotros mismos los que hagamos el cambio y haciendo un grupo contagiar esa euforia en las diferentes zonas. ¿Por qué creen que siempre hay comentarios como “por mi zona la gente sí estaba loca” mientras que otro dice “por mi lado todos estaban muertos”? Todo es cuestión de romper ese complejo de quedarse parados por el “qué dirán” y empezar a contagiar ese ánimo en todas las zonas del concierto.

Gente, espero que este mensaje pueda hacer reflexionar por lo menos a algunas personas y que sea difundido para que el público peruano de una vez reaccione y no sea uno más dentro de Latinoamérica. Recuerden que el concierto no solo lo hace el artista y la producción, también lo hace el público. Basta de cámara, celulares, vergüenza y complejos, es hora de disfrutar de los conciertos como se debe.

Si tienes algún medio de difusión (blog, web, revista, mail, etc.) se agradecerá que difundas este mensaje o hagas algo parecido.

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Tomado de Conciertos Perú

Estoy totalmente de acuerdo.

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Por UnOsoRojo

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