[Yoni]
El problema cuando toca comentar sobre la minería en nuestra región de Tacna es que lo más que se suele arumentar es un discurso negativista que cuando no tiene propuestas técnicas se queda en la consigna dizqueambientalista: MINA NO, VIDA SÍ!, basado en el consabido y revejido reproche a la “corrupta e imperialista” Southern por la depredación de “nuestra” agua, y por todos los pasivos ambientales dejados en la región por ella desde hace medio siglo. Tema controversial, es difícil mostrar una posición moderada sobre el asunto sin que te llamen de todo, incluso gente que por un lado se presenta como antiminero y por el otro no tiene problemas en hacer negocios con una mina (la hipocresía no tiene color político). El problema es que en realidad no se habla de opciones viables para conservar la minería y sus beneficios (que no son pocos, a pesar de todo lo que despotrican los radicales), pero minimizando su impacto negativo (que también es innegable y hasta no hace mucho intolerable).
Por ello me interesó sobremanera la noticia llegada a través de una entrevista que Radio Uno le hiciera ayer a Felipe Mamani, dirigente de Ite (¿o de Candarave? No me quedó claro eso… no importa) quien trajo el siguiente video para mostrar un ejemplo de minería sostenible:
Como ven, es a todas luces un video institucional de la misma empresa minera, Minera Esperanza, ubicada en la región chilena de Antofagasta, la cual (leo) es operada por un consorcio chileno-japonés y que iniciara sus operaciones recién el pasado mes de abril. OK, institucional significa que es inevitable que muestren la mejor cara que tienen y escamoteen los problemas o conflictos que enfrentan, pero aún así, entre todo lo verdaderamente interesante y destacable resalto la novedad tecnológica de usar agua de mar sin desalar para sus procesos, algo que para mí era impensable, y cuya implantación en Tacna solucionaría de una vez por todas el conflicto que tienen los agricultores con la minera. Repito y reitero: agua de mar sin desalar, o sea que hablamos aquí de que no hacen pasar esa agua por el caro proceso de ósmosis inversa (que es una propuesta que se ha escuchado anteriormente), con lo que en teoría sus costos marginales serían menores.
Así, trasladando esa idea a nuestra región a primera vista no tendría por qué no ser viable para Southern. Costoso sí sería llevarla a cabo, claro, porque sus instalaciones a pesar de sus actualizaciones usan esencialmente tecnología de hace años, y habría que hacer nuevas adaptadas a esa agua. Sin embargo, considerando que la inversión que hiciera Southern (US$600 millones de todos modos pensaban gastar para la controvertida ampliación de su concentradora) igual la usarían como deducción, y que los precios del cobre aún están altos, no sería imposible para la Southern asumirlo de forma gradual. Incluso (digo yo) como muestra de buena fe se podría promover una norma para reducir el pago que hacen de regalías ahora. Después de todo, ¿no dicen los que más protestan contra Southern que no es una lucha por dinero sino por el agua y la vida?
¿Algún especialista tiene más detalles para colaborar para la próxima vez no plantarse ante la Southern sólo a punta de gritería?
La Yapa: