[Otros]
Dios (El que es) siempre ha usado a los pequeños y a lo pequeño. La Biblia dice que «lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios, y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es, a fin de que nadie se jacte en su presencia» (1 Corintios 1: 27). Nadie como los judíos de tiempos de Jesús, que fue el Mesías que Dios les mandó, para mostrarnos cómo:
Los judíos esperaban que el Mesías naciera en un palacio; Dios lo envió a nacer en un pesebre.
Los judíos esperaban que el Mesías naciera de gente noble; Dios lo envió a nacer de aldeanos humildes.
Los judíos esperaban que el Mesías fuera un General famoso; Dios lo envió como un carpintero humilde.
Los judíos esperaban que el Mesías les librara del yugo político; Dios lo envió para librarlos del yugo espiritual.
Los judíos esperaban que el Mesías se iniciara con una gran ceremonia protocolar en el Templo; Dios lo envió a iniciarse en las márgenes del fangoso río Jordán.
Los judíos esperaban que el Mesías se graduara en la universidad de Jerusalén; Dios lo envió a vencer la tentación en el desierto.
Los judíos esperaban que el Mesías avergonzara a las multitudes y sembrara odio contra los enemigos; Dios lo envió a pronunciar las bienaventuranzas y la ley del amor al prójimo.
Los judíos esperaban que el Mesías fuera un conquistador de reinos humanos; Dios lo envió a ser un conquistador de corazones.
Los judíos esperaban que el Mesías se rodeara de figuras ricas y aristocráticas; Dios lo envió a rodearse de publicanos, pescadores y humildes del pueblo.
Los judíos esperaban que el Mesías fuera un gran maestro que entretuviera el intelecto; Dios lo envió a ser el Gran Salvador que convirtiera el corazón.
Los judíos esperaban que el Mesías montara sus oficinas en los cómodos recintos del Templo o del Palacio; Dios lo envió a transitar los polvorientos caminos sin tener donde reclinar su cabeza.
Los judíos esperaban que el Mesías condenara a todos los gentiles y a todas las naciones paganas que no eran de su raza ni de su credo; Dios lo envió a salvar a todo el mundo.
Los judíos esperaban un Mesías exclusivista y sectarista; Dios lo envió a no hacer acepción de personas.
Los judíos esperaban que el Mesías muriera como un gran héroe; Dios lo envió a morir como un vil malhechor.
Es el orgullo, la soberbia y la vanidad del hombre (no sólo de los judíos del tiempo de Jesús) lo que lo pierde y lo trastorna todo. Fue el orgullo de Lucifer (que según la Tradición fuera el ángel más bello) lo que le perdió y lo que trastornó todo.
El orgullo y la soberbia del hombre si pudiera le negaría a otros el sol, la lluvia, los alimentos, la amistad, la familia, el amor, la salvación , el cielo, la eternidad… Acaso no califico como un cristiano verdadero, pero sé que Dios no quiere a los soberbios, y que bendice a los humildes. Así, pues, sé humilde pero sin jactancia, siguiendo el camino del bien que escojas.