[Homo Videns]
El jueves pasado circuló la noticia de que Pedro Suárez-Vértiz, el músico peruano que la había roto a fines de los 1980s y principios de los 1990s con su hermano Patricio, Cristian Meier y Arturo Pomar Jr. en su banda Arena Hash y luego seguido una carrera en solitario no menos exitosa, había fallecido en su casa de San Isidro (en Lima) a consecuencia de un paro cardíaco. No era la primera vez: ya en otras ocasiones desde que le diagnosticaron parálisis bulbar (una enfermedad degenerativa que le impedía cantar y apenas le dejaba respirar) en las redes sociales se difundían de tanto en tanto fakes de su «deceso». También eran comunes las bromas acerca de su aspecto demacrado como si ya fuera una entidad espiritual. Así somos, pues. Y, para colmo, el jueves fue 28 de diciembre, Día de los Santos Inocentes: era obvio que tomara la noticia con escepticismo.
Pero al final resultó no ser una nueva broma: Pedro Martín José María Suárez-Vértiz Alva ahora sí que había muerto a sus 54 años, dejando tras de sí una copiosa obra musical y no pocas controversias.
Arena Hash
Yo aún estaba en el colegio cuando la música de su primera etapa dentro de Arena Hash empezó a sonar en las radios. Y poco más puedo decir. No fui nunca un fan acérrimo, pero sí que le escuchaba y me gustaba la alegría que transmitía. Canciones para bailar y, claro, en su momento sí que las bailé. De esas épocas salieron «El Rey del Ah Ah Ah» (de cuyo videoclip lo que más me llamaba la atención era el baterista, Arturo Pomar Jr.), «Y es que Sucede así», «A ese Infierno no voy a volver», «¿Cómo te va, mi amor?», «Me resfrié en Brasil» y «Cuando la cama me da vueltas». Todas con participación de Pedro Suárez Vértiz como escritor, guitarrista y vocalista, este ciclo duró hasta 1993, cuando los integrantes del grupo tomaron caminos separados, y aunque cada quien se mantuvo trabajando en el show business ninguno se acercó al éxito de «Pedrito» en la música. Excepto su amigo Christian Meier, el tecladista, que incursionó en la actuación para, según cuenta, financiarse su primer disco, y logró eventualmente destacarse como intérprete en telenovelas y cine, dentro y fuera del país, manteniéndose aún vigente y solicitado. Sin embargo, «Carreteras mojadas», «Esa sí es una mujer» (donde hace dúo con PSV), «Espérame en el tren», «Quédate» y «Alguien» (con Gianmarco colaborando) se hicieron un hueco en el soundtrack de mi vida y por eso también las pongo acá.
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Pedro solo
Es curioso cómo el vocalista de una banda termina dándole su impronta al grupo, y cómo luego lo que hace como solista se confunde con su etapa anterior. Yo juraba que «Cuéntame» y «Globo de gas», por ejemplo, eran de Arena Hash, pero al revisar las correspondientes discografías encuentro que no, que son de Pedro Suárez Vértiz. Será también porque, de vez en cuando, sus ex-compañeros reaparecían para apoyarle, lo cual nos dice que aunque separados no perdían el contacto.
Y en realidad el confundido no sólo era yo. En redes sociales algunos trataron de desmerecer el trabajo en solitario de la almita diciendo que lo mejor que había hecho era lo que hizo con su hermano y amigos, obviando que la mayor parte de su carrera en los 1990s fue después de la disolución del grupo. Y aunque este no es un análisis musical (la preparación no me alcanza para ello), revisitando sus producciones en orden se nota la paulatina y necesaria evolución de su estilo, desarrollando variedad de registros desde el discotequero de sus inicios hasta cosas más intimistas como «Talk show», pero siempre trasluciendo optimismo. Otras que anoto dentro de mi soundtrack serían «Me elevé», «No pensé que era amor», «Me estoy enamorando», «Los globos del cielo», «Sé que todo ha acabado ya», «Mi auto era una rana», «Degeneración actual», «Alguien que bese como tú», «Un Vino Una Cerveza» y «Cuando pienses en volver». Más acá del 2006 ya como que le perdí de vista, aunque veo que siguió componiendo e interpretando hasta que su enfermedad (entonces diagnosticada como disartria) ya no le dejó y para inicios de la siguiente década ya se había alejado de los escenarios.
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Mi último contacto con su nuevo contenido fue a través de un festival de hace algunos años en el que la entrada incluía Yo, Pedro, suerte de cuaderno íntimo donde habla de sí mismo, su carrera, su familia, su enfermedad y de pensamientos sueltos que le venían sobre la vida en general. Lo publicó el 2013, cuando ya había dejado los conciertos y diez años después leo que lo reeditó con nuevos añadidos, incluyendo colaboraciones de amigos. Quizás compre esta nueva versión, no sé, ahora que su libro se ha acabado ya.
La última canción
Y entonces… volvió… en forma de IA.
Como si fuera sacado de un capítulo de Black Mirror o las pesadillas de Fran Drescher, en octubre pasado Pedro Suárez-Vértiz anunció su retorno a la música como cantante con una nueva composición de su autoría… o mejor dicho con una que tenía escrita desde hacía 12 años. No es que se hubiera curado de la enfermedad que lo aquejaba, el milagro era producto de la informática y sus avances en la Inteligencia Artificial generativa. Tomando como base sus anteriores grabaciones éstas habían recreado su voz para así sintetizar sus inflexiones y tonos característicos y sincronizarlo con la música de su banda con una calidad que es francamente notable por lo casi indistinguible del original. ¿Esto marcaba el retorno de su voz a los escenarios? Quién sabe, lo que sí marcó fue la campaña de reintroducción de la marca de yogurt Yoleit, quedando esta canción como suerte de tributo póstumo al cantante.
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Monedita de oro
Una cosa que caracterizó a Pedro Suárez-Vértiz para bien o para mal en sus últimos años fue su permanente actividad en redes sociales. Sí, en los tiempos que corren eso no es nada raro. Sin embargo al haberse posicionado fuera de un discurso progresista de izquierda como varios de sus colegas e irse más por su personal visión del mundo y las relaciones humanas de forma desfachatada, le ganó el encono de varias personas que no le perdonan muchas cosas. Ora alguna entrevista donde elogia a personalidades del aprismo (a propósito de la segunda vuelta entre Alan García Pérez y Ollanta Humala del 2006 y donde no niega ni afirma su preferencia por el primero), ora su postura más cercana al discurso pro-vida, ora su vindicación por una buena vida sexual y contraria a que las mujeres dejen de ser femeninas, ora su escepticismo sobre la labor de las autoridades electorales en la última elección. Incluso llegó a fotografiarse con Keiko Fujimori ¡no escupiéndole sino sonriendo!
Pero acaso lo que más hate le ganó fueron sus publicaciones apoyando a la Presidente Dina Boluarte a principios de enero pasado y el envío de refuerzos para asegurar el orden público en el sur, mencionando que compartían el colegio de sus hijos. Para mi claramente fue una reacción visceral, sustentada en las versiones del gobierno entonces aún no contrastadas y destinada más a evitar más muertes por desesperación de las fuerzas del orden sobrepasadas que un llamamiento a la cacería de «cholos». Pero para sus detractores era la prueba de que era un racista y un fascista.
Acá una selección de esas publicaciones tan controvertidas.
En cuanto a mi… toda persona tiene luces y sombras, cosas que nos gustan y cosas que rechazamos. Se habla mucho de separar o no al artista de su obra como si fuera opcional. Con el riesgo de caer en una perrogrullada, yo creo que para disfrutar una obra no necesitamos saber nada del artista, pero para entenderla sí, pero que eso nos sirva para enriquecer nuestra experiencia estética no para elevarnos como censores de la moral ajena. Las obras son hijos de los artistas y juzgar a un hijo exclusivamente por los pecados de su padre es retroceder décadas.
Pedro Suárez-Vértiz ha muerto y, querrámoslo o no sus admiradores y detractores, su música aún se escucha con la nostalgia de épocas en que buscábamos de vez en cuando ser felices a pesar de que el mundo alrededor se cayera a pedazos, o como la voz del optimismo y la alegría. ¿Se seguirá oyendo en el futuro cuando la gente de mi generación abandone los reinos de este mundo? No lo sé. Por lo pronto el propio Pedrito llevaba años luchando por seguir vigente para los antiguos y nuevos jóvenes a través de PEDRO SUáREZ-VéRTIZ® La Banda, (así con su nombre como marca registrada) mandándolos a giras regularmente. Y ahora que la replicación de su voz con IA ha demostrado su plausibilidad, quizás sus herederos traten de repetir la experiencia de «Amor, yo te perdí la fe». Que la rompa o no ya lo dirá el mañana.
Y esta fue mi primera entrada del año. Espero poder mantener un ritmo constante ahora que me involucrado en nuevos proyectos. Feliz año nuevo y hasta luego.
La Yapa:
[…] Del Soundtrack de mi Vida (VI): Pedro Suárez-Vértiz (y Arena Hash). Al anunciarse el Día de los Inocentes del 2023 que Pedro Suárez-Vértiz habia muerto parecía otra de esas falsas muertes de internet… pero resultó que esta vez sí era real. Descanse en paz, maestro. […]