Viviendo sin la «caja boba».
Así es, mi viejo y guerrero televisor de 14″ marca Sony de 10 años de antigüedad ha caído. Helo en mi cuarto mirándome con su gran ojo ciego, sirviendo de espejo oscuro sobre el mueble. Según lo que me ha dicho un técnico, lo más probable es que sólo sea la fuente de poder y que sólo se necesitarían un par de repuestos; y si no tuviera arreglo, bien podría salir a comprar un televisor más moderno en alguno de los mercadillos de la ciudad. Pero no haré ni lo uno ni lo otro, sino que lo dejaré así. Ya no seré televidente.
Hay varias razones que me han llevado a esta decisión. Primero, la baja en la calidad de los programas que las televisoras locales nos ofrecen. O quizás yo me haya hecho más sofisticado con la edad, no sé. Lo que sí es que últimamente lo que más veía eran películas y series extranjeras, un par de programas políticos dominicales, y casi nada más. Nada de telenovelas, matutinos, programas concursos, de talentos o cómicos que en realidad no me llaman la atención.
Luego está la internet, o mejor dicho el que ahora tenga conexión en mi casa, lo cual me da la comodidad de usar la Red para informarme y entretenerme usando las herramientas 2.0 en boga: los blogs, el Twitter, Youtube, las redes sociales y demás. No dependiendo de un broadcaster para informarme, mis suscripciones de feeds en mi Google Reader me bastan y sobran. Sin la antigua espera de meses y hasta años para ver lo último en series y animes, sólo necesito buscarlas en google para verlas en línea o bien descargarlas, lo mismo que películas de todo el mundo. El único limitante son la disponibilidad, la velocidad de la línea y a menudo el idioma. Pero siempre encuentro algo que me gusta.
Es más, hasta los mismos programas locales (o fragmentos) que he estado siguiendo (sobretodod los políticos) también suelen encontrarse en youtube, dependiendo de si alguien los cuelga. Pero si es de interés general, siempre habrá quien lo haga. Incluso, a través de Justin.Tv o TelevisionPeruana.Tv podría ver una versión en línea de varios canales, claro que con menor calidad.
Sé que mis peros son sobre la televisión abierta y que el cable sería una opción para disfrutar de programación de calidad, pero soy yo solo y la verdad pagar $30 por un par de horas que vería al día me parecen demasiado. Escojo la libertad de la asincronía.
No ver televisión será bueno, aunque no lo haré porque crea que me vuelva más inteligente.
La Yapa: