No te metas con Zohan (2008): El hombre que quería peinar

[F-Review]

Esta película es tan absurda y mala… que hasta es divertida. Ironías del cine.

Zohan Dvir (una especie de hermano medio amanerado de Chuck Norris, e interpretado por Adam Sandler) es un agente de élite del Mossad israelí, el terror de los terroristas palestinos, todo un éxito con las mujeres, un supermán judío que puede parar balas con la boca, derribar paredes a puño limpio, hacer planchas con las manos en la espalda desafiando las leyes de la gravedad, entre otras habilidades más dignas de los Looneytoons. Pero tiene un sueño: ser estilista (usemos unos segundos para digerir esto). Y como en su país ese trabajo es considerado de maricas (¿pueden creerlo?), decide fingir su propia muerte a manos de El Fantasma, un famoso terrorista que había capturado anteriormente y que sus jefes intercambiaron por un agente del Mossad. Así, dado por muerto, queda libre de sus obligaciones y aparece de contrabando en Nueva York dispuesto a hacer realidad su sueño como tantos otros inmigrantes. En La Gran Manzana, sin embargo, no encuentra el recibimiento que esperaba, y acaba en una calle compartida por israelíes y palestinos, entrando a trabajar en la peluquería de una guapa palestina a puertas de la bancarrota, y en donde aprenderá que ambos pueblos pueden vivir en paz. Pero dejar atrás su pasado será más difícil de lo que creía, debiendo enfrentar la amenaza de viejos y nuevos enemigos que van tras su pellejo, claro que sin mucho éxito.

Chistes gruesos y muchos gags vulgares expuestos con impudicia, como ciertas referencias al largo vello púbico (también al miembro) del protagonista, una escena donde se cepilla en la trastienda a las ancianas a las que les corta el cabello (un extra que le dicen), meneos al ritmo de viejos éxitos discotequeros, etc… y entre tanta demostración de mal gusto y chabacanería un mensaje final de concordia entre palestinos e israelíes, aunque sin descuidar el que los judíos queden un poco mejor parados (después de todo Sandler es uno de ellos). Recomiendo dejar el cerebro en la puerta del cine o a un lado de las palomitas, pues si tratas de encontrarle lógica y sentido no podrás disfrutar su estupidez. Ríete a morir u ódiala, tú decides. Pecatta mea, yo me reí.

Para muchos lo mejor de la película: el trailer. Video subido por WilliamXimenez, que puedes ver aquí.

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