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Hoy los amantes de los gatos estamos de mantel blanco, pues es 20 de febrero y por ende toca la celebración anual a nuestros felinos inquilinos… y también para concientizar a la comunidad sobre el abandono de animales en general y gatos en particular.

Es cierto que, como mencionara en mi primer post sobre el tema hace… casi 5 años, ya los japoneses celebraban a los gatos el 22/02, esencialmente por la pronunciación en su idioma del 2 que es «ni», por lo que tres 2 seguidos es para ellos Ni-Ni-Ni que suena como Nyan Nyan Nyan, que es su onomatopeya del maullido del gato. También es cierto que otros lo celebran el 08/08 haciéndose eco de la propuesta del Fondo Internacional para el Bienestar Animal (IFAW, sus siglas en inglés), por que los niños aprenden a dibujar gatos agregando cola, orejas, cara y bigotes a los 8s. Y no olvidemos que también está el 29/10 que los estadounidenses celebran en su país, el 17/02 en Italia, el 19/02 en Polonia, el 1 de Marzo en Rusia, el 27/10 en Cuba…O sea, fechas hay para escoger… pero acá escogimos esta. ¿Ahora bien, porqué esta fecha y no otra?
Bien, como relata el colega Shigure, lo del 20/02 comenzó con el gato cuya foto encabeza este post, el cual no es otro que Socks, el «Primer Gato de la Nación de EEUU» durante el gobierno de Bill Clinton entre 1993 y 2001, en una de sus «intervenciones» públicas durante su estadía en la Casa Blanca, cuya historia (In Memorian, pues Socks había muerto justamente el 20/02 del año anterior… ya la captaste, ¿no?) él mismo la había explicado en en este post que he recuperado de Archive.org (pues el original se perdió en un agujero de la memoria RAM):

Un saGATO nostálgico: la historia del gato Socks, el gato más poderoso del mundo

Esta vez vamos a hablar un poco de política gringa, pero no de la que es “importante” sino de una característica única que la política gringa tiene: las mascotas de la residencia presidencial. Vamos a hablar entonces de una familia y su gato, que se volvió famoso, y de las cosas que tuvo que vivir tan peculiar felino y no de las decisiones e ideas de sus dueños como líderes de la nación más poderosa del planeta. Así como en Inglaterra y España la vida de la familia real es la comidilla favorita de los chismes (mientras que mongos como Aznar y Blair hacían toda la chamba real) en Estados Unidos hay toda una corriente de interés y genuino afecto de parte de los ciudadanos norteamericanos con respecto a las mascotas que viven en la Casa Blanca. Las hijas de los presidentes e incluso la primera dama son eficientemente protegidas de la prensa y su acoso, pero las mascotas concitan todo el interés del mundo. Tanto es de peculiar este punto que no hay buena campaña presidencial que no incluya fotos del candidato con la posible mascota que iría a vivir a la Casa Blanca. Para Obama representó un extraño problema porque sus hijas son alérgicas al pelo de los animales, y una de las más raras (y a su manera importante) pregunta que le hicieron en su primera conferencia de prensa como presidente electo fue ¿y ahora… qué mascota va a llevar a casa? (¿se acuerdan?, incluso se habló de un perro sin pelo peruano). Así que hay toda una manía por estos animalitos presidenciales que incluso reciben la palabra “First” antes de su nombre a manera de broma (como en First Lady, Primera Dama), es decir son las First Pets. Algunas de estas mascotas fueron: Abraham Lincoln (un pavo), Calvin Coolidge (un mapache), John Quincy Adams (un cocodrilo), Harry S. Truman (una boa), John F. Kennedy (un Pony llamado Macaroni), Lyndon B. Johnson (dos perros beagles llamados El y Ella), Gerald Ford (un perro Golden Retriever llamado Liberty) pero de todas las mascotas recientes, la preferida, más conocida y querida fue sin duda un gato llamado Socks, que Bill Clinton llevó a la Casa Blanca.

Socks (“Medias”) es un gato bicolor (a los que los gringos llaman “tuxedo cat” osea “gato con traje de etiqueta” o “gato con esmoquin”) que pertenecía a Chelsea, la hija de Clinton. La cosa fue que Socks demostró muy rápidamente que tenía muchísimo carisma (más que el tramposón del padre de su dueña) y literalmente se robó el corazón de los gringos. Los periodistas que asistían a las ruedas de prensa del presidente, una vez que ya se habían dicho las cosas serias, y en los breves momentos de relax después de la conferencia aprovechaban siempre para preguntarle al presi como andaba el gato, y con algo de suerte se podía montar una rápida sesión de fotos con Socks ¡a quien le gustaba que le tomarán fotos! y que incluso tenía a bien salir a ver que pasaba. En la foto que comienza este post podemos ver a Socks sentado muy orondo en el atril de la sala de prensa de la Casa Blanca, el lugar en donde se deben haber dado los comunicados oficiales más trascendentes de la humanidad (en la realidad y en la ficción). Y cierto felino no tenía el menor problema de treparse ahí y dejarse tomar todas las fotos del mundo. Un gato con carácter, de hecho. El gato llegó a Washington desde Arkansas, en donde Clinton era gobernador y tuvo que quedarse en la Casa Blanca, cuando su salida originó una “pequeña crisis política” indicando que era lo mejor que el gato siguiera residiendo ahí. Quiero explicar un poco el por qué: Socks tenía su propia “oficina de prensa” en donde un par de asistentes (humanos, y en este caso becarios) se dedicaban a atender su correo. El gato podía recibir al día un promedio de mil cartas y correos electrónicos de niños y fanáticos de los gatos; y en ambos casos la Casa Blanca tenía una pequeña partida presupuestaria para responderle a todo el mundo, y en el caso de las “cartas de verdad” reenviar una postal con su foto, firmada con una huella de su pata y el texto “Gracias por escribirme. Estoy muy honrado de ser su Primer Gato“. Así de influyente resultó ser este felino que vivió 18 años en la Casa Blanca, pues luego de que Clinton y su familia dejaron la residencia, aceptaron dejar a Socks cumpliendo su labor oficial en la Casa Blanca. El micho quedó a cargo de la secretaria de la presidencia, Bettie Currie, a la cual la función de “cuidar del gato presidencial” le fue agregada a su labor, lo que la ella hizo con dedicación y cariño sincero pues era amiga de la familia Clinton. A decir verdad, los Clinton durante un tiempo se negaron a dejar al gato, era su gato después de todo, pero al final cedieron para que siguiera cumpliendo “sus importantes labores de gobierno” según el comunicado oficial que dieron. Pero el 20 de febrero de 2009, y luego de batallar con un cáncer de garganta felino, los veterinarios que lo atendían tomaron la decisión de dejarlo partir en paz y evitar que siga sufriendo. Betty y su esposo Bob (pues Socks fue movida a la residencia de los Currie en sus últimos días) no pudieron seguir soportando el dolor que les causaba ver lo reducida de la calidad de vida que Socks tenía, ya sin poder comer por la boca o moverse y tomaron esa difícil decisión (es muy difícil en verdad “dormir” a un animal que es miembro de tu familia, me consta). La vida de Socks duró 20 años, lo que es un montón en términos de expectativa de vida felina. La noticia le sentó como bomba al ciudadano común gringo y todos los medios le dedicaron notas necrológicas y pequeños reportajes, que no llegaron hasta nosotros porque como ya dije era un tema muy casero de la sociedad estadounidense.

Curiosidades: el vigésimo primer presidente gringo Chester Arthur no tuvo mascota, y la gente gringa suele decir que esa es la razón por la cual todos tengan tantos problemas para acordarse de su nombre. Cuando Clinton estaba en campaña electoral Socks se dejó tomar fotos por un quinteto de fotógrafos, y otro más tomó una instantánea del momento la cual fue un “boom”, Estados Unidos quería conocer a ese gato y la foto pasó a la historia política gringa como parte importante de la campaña de Clinton, y del valor que podría llegar a tener para un candidato el tener una mascota que la gente quisiera. A los Clinton en ese momento no les pareció bien y dejaron muy claro que querían “privacidad para los miembros de dos y de cuatro patas de su familia”, pero en ese momento no se imaginaban la que se iba a armar cuando el micho llegara a la Casa Blanca. Por cierto, en los tours virtuales a la Casa Blanca de ese entonces, el anfitrión era una caricatura de Socks, junto a Buddy, el perro labrador de los Clinton (el perro “por default” de los estadounidenses). En alguna oportunidad Clinton dijo: “Me va mejor hacer que palestinos e israelies conversen, que con que Socks y Buddy se lleven bien”. El representante republicano Dan Burton criticó públicamente el gasto que originaba el gato con su servicio postal y los recuerditos oficiales que se vendían de él. Hillary Clinton escribió un libro para niños que se titula “Querido Socks, querido Buddy. Cartas a las Primeras Mascotas” en 1998 en donde recopilaba fragmentos de 50 cartas enviados a ambos y 80 fotos. Una caricatura titulada Socks Goes to Washington: The Diary of America’s First Cat, fue publicada en 1993. Por último les dejo este link en donde se puede leer muchas cosas más acerca de Socks y su impacto mediático en la sociedad gringa.

Bueno, a raíz de esta historia y un tweet de Shigure, algunos de sus lectores empezamos a hacer correr la idea de conmemorar a Socks y al resto de la felina especie cada 20/02. Se hizo un evento en facebook (que ya no existe salvo en esta captura que hice, pero que ha sido reemplazado por esta página a la que darle me gusta sin falta debes), también hicimos algunos posts, tuiteamos, facebookeamos, etc. Ahora bien, ¿nosotros fuimos los de la idea de reservar esa fecha? No he encontrado un antecedente anterior, pero tampoco es que importe mucho. La idea es que celebre a fin de cuentas, sea este día o cualquiera de los que enumeré al principio

Así que, ya está. FELIZ DIA INTERNACIONAL DEL GATO =^.^=

 

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Por UnOsoRojo

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