Crepúsculo: Y el león se enamoró de la oveja…

[B-Review]

Sí, ya sé: #unfollowalavista.

El pueblo de Forks es una pequeña localidad en el estado de Washington, al noroeste de los Estados Unidos, que tiene como característica ser acaso la ciudad con menos sol que puedas imaginar. Su cielo, normalmente nublado, siempre parece a punto de caer en lluvia y de hecho la humedad casi se puede cortar con un cuchillo. Para Isabella Swan es un sitio odioso que no visita desde que era niña y pasaba parte de sus vacaciones con su padre. Sin embargo, cuando su madre se vuelve a casar con un jugador de béisbol decide mudarse allá para dejarla libre y que pueda viajar con él. Y como dice el dicho: “Pueblo chico, infierno grande”, Bella se vuelve muy popular sólo por ser la chica nueva del pueblo y venir de la soleada Phoenix. Sin embargo todo su atención rápidamente es captada por los chicos Cullen, un grupo de atractivos muchachos (tres varones y dos mujeres) de piel pálida y que por alguna razón viven apartados del resto de los estudiantes, en especial por Edward, y sobretodo después de que éste le salvará la vida en circunstancias la mar de misteriosas. Sin embargo, sólo es a través de una conversación con Jacob Black, un chico de la vecina reservación quilleute de La Push que Bella se pondrá en camino de descubrir la verdad: que Edward y el resto de los Cullen son vampiros. Luego de las confesiones y mutuas declaratorias, también que una parte de Edward se muere por beber de su sangre. Y por último que ella está totalmente y definitivamente enamorada de él…

La Sra. Stephenie Meyer ha conseguido el sueño de muchos escritores: ser un récord de ventas y juntar alrededor de su obra una legión de fans. Mucho se la ha comparado con la otra Reina Midas de la Literatura Contemporánea, la Sra. J. K. Rowling, autora de Harry Potter. Sin embargo son dos escritoras muy distintas y que a la hora de la hora están en lados opuestos de la ficción. Sólo por empezar, la complejidad del universo de Harry Potter es mayor, pues JKR nos lleva a un viaje fantástico en un sociedad paralela y oculta a los ojos de la gente común, donde magos, duendes, dragones y toda una gran gama de seres fantásticos viven y luchan. Es una historia épica y con vocación totalizadora. En cuanto a Meyer, su intención es más bien intimista. Después de todo, la saga de Crepúsculo se centra en el amor entre un vampiro (“vegetariano” pero vampiro a fin de cuentas) y una humana. Por ello, y aunque Harry Potter se narra casi siempre desde la perspectiva del aprendiz de mago, su narración en tercera persona centra nuestra atención ora en él, ora en sus amigos u otros elementos y personajes de su peculiar universo. En cambio, la narración en primera persona de Crepúsculo no nos distrae con tantos detalles. Sólo Bella tiene voz, interpretando sus “aventuras” y cuitas desde su punto de vista e interés de chica enamorada.

Empecé a leer esta saga por curiosidad, lo mismo que las películas (hasta el momento dos, con otras dos más en camino). Puedo decir que entiendo por qué le gusta tanto a las mujeres; no es tanto por Bella, personaje que personalmente me cae un poco chinche, sino por Edward, acaso el sueño de toda novelera: fuerte, bello, varonil, que irradia un atractivo alrededor suyo y enamorado de su chica hasta el punto de convertirlo en un dolor físico. Mala novela no es si ha logrado sintonizar de la manera que lo ha hecho con la gente. Incluso le podemos perdonar a Meyer el haberse tomado tantas licencias artísticas al momento de prácticamente reescribir el folklore sobre vampiros que dábamos por sentado.

A título personal creo que la película mejora el original. La historia está contada con mayor dinamismo, y la amenaza que pesa sobre Bella es más clara con la introducción temprana de un grupo de vampiros foráneo. Luego, el Jacob se ve más desarrollado que el descrito en el libro, lo que anticipa más coherentemente para mí su participación en la secuela. Supongo que si no tuviera el cromosoma Y el libro me parecería mejor.

En unos días más Luna Nueva, que en realidad me ha gustado más, también algún libro menos conocido pero más interesante, y algún clásico de mi biblioteca personal.

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