Hoy es SáGATO (III): Los gatos de Louis Wain

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Louis Wain's Catland
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Louis Wain (1860-1939) dibujando con uno de sus gatos en la mesaSi a alguien le cae el mote de “loco por los gatos” es este pintor e ilustrador británico. De hecho, él y su arte son un caso paradigmático en las facultades de Psiquiatría. La suya fue una vida signada con la tristeza, la soledad, su cuota de drama, y una gran obsesión por nuestros queridos compañeros felinos. Acaso no sorprende; de niño Lois Wain creció rodeado de ellos en una casa con cinco hermanas (él era el único varón). Pronto se reveló en él un gran talento como dibujante y pasó a ganarse la vida con su arte trabajando para revistas y periódicos especializado en dibujar casas de campo y eventos campestres. Por esa época se casa con Emily Richardson, diez años mayor que él, pero su mujer se enferma de cáncer y del pobre Louis se cuenta que tratando de animarla comienza a vestir a Peter, el pequeño gato de su mujer, con ropa para hacerle representar espectáculos. En 1886 muere ésta, y es ese año también que en la edición navideña del London News Ilustrated aparece publicado el primer dibujo de gatos antropomorfizados de tan singular artista. De allí en adelante aquellos serían el tema con el que llenaría lienzo tras lienzo y grabado tras grabado en una constancia que ya desde entonces debía de ser sospechosa. Son sus gatos de sonrisa amplia, muchas veces vestidos a la última moda, erguidos y realizando labores comunes (a los humanos), símbolos de aquella Inglaterra Victoriana, y de los cuales el gran H. G. Wells alguna vez dijo: “Los gatos ingleses que no se parecen a los de Louis Wain se avergüenzan de sí mismos”. Lamentablemente, Wain a pesar del cierto renombre que consiguiera en ésa época, no era muy bueno para los tratos y negocios; varias veces fue estafado o perdió mucho dinero en inversiones riesgosas o simplemente vendía sus trabajos por monedas. Así, pues, cuando su arte dejó de tener la demanda que requería, comenzó a pasarlo mal, hasta que ya pasados los cincuenta se le diagnostica esquizofrenia y es internado en un hospital mental. Eso fue en 1924. De allí y por intercesión del propio H. G. Wells e incluso del Primer Ministro, es trasladado a una mejor institución, con jardines y una colonia de gatos, y donde el buen Louis pasó sus últimos años haciendo lo que más le gustaba: dibujar gatos… claro que unos gatos cada vez más abstractos hasta el punto de ser puro color y psicodelia:

Las obras de Wain son ahora de colección, y sus reproducciones aún circulan por allí en forma de tarjetas o dentro de publicidades o el mismo arte moderno. Son íconos, y su contemplación es entrar en ese mundo poblado de gatos que existía en la mente de Wain, inquietante, colorido, “musical”.

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