[F-Review]
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Gran sorpresa me fue que el multicine local se haya atrevido a traer esta película; quizás los he menospreciado, o quizás el hecho de que fuera fuerte candidata al último Óscar les haya decidido a mostrárnosla… o talvez no tenía suficientes blockbusters palomilleros este mes… qué más da. El hecho de ver a George Clooney en estado de gracia no tiene pierde.
Matt (George Clooney) es el típico padre de familia a quien su dedicación al trabajo (es un reconocido abogado) le pasa factura. Tiene problemas con su esposa, una mujer aficionada a los deportes de riesgo, y con sus hijas no le va mucho mejor. Eso hasta que un día justamente su mujer sufre un accidente de lancha que la deja en coma y él tiene que asumir mayores responsabilidades con sus dos hijas de 10 y 17 años y, sobretodo, poner al tanto a la familia y amigos cercanos de la decisión que se ha tomado sobre aquella. Y sin contar que su propia familia (la de él, descendientes de una princesa de la estirpe de Kamehameha y un banquero… historia de amor muy buena) está en conversaciones para vender unos grandes y preciosos terrenos junto al mar, alguna de la última tierra virgen hawaiiana, para convertirla en otro desarrollo turístico más. En estas idas y venidas Matt descubre la infidelidad de su mujer, lo cual lo pone a reexaminar su pasado, tratando de cerrar el ciclo mientras trata de acercarse más a sus hijas.
Ambientada en el archipiélago de Hawaii pero sin caer en la facilidad de abusar de una ambientación de postal turística (el mismo Matt nos avisa desde un principio que Hawaii no es necesariamente un paraíso), Alexander Payne (el director, responsable también de Entre Copas, con la que ganara un Óscar a mejor guión adaptado… plato que repitió con Los Descendientes) nos entrega una a ratos graciosa, a ratos dramática (aunque sin llegar al facilismo del melodrama tampoco) historia familiar. Mucho de su efecto claro son las soberbias actuaciones de George Clooney y Shailene Woodley (la joven que hace de Alexandra, la rebelde hija mayor de Matt) como del apoyo de un reparto variopinto aunque mas relleno que otra cosa y una banda sonora muy linda, pero también de un ritmo narrativo muy lineal y sin muchos sobresaltos, lo cual la puede hacer parecer algo cansina. Y es que Payne lo que busca no es tanto el estallido emocional barato sino mostrarnos a un hombre que busca arreglar y poner en orden su vida, sus relaciones, su propia herencia y su legado, y que por momentos roza el minimalismo de los sentimientos de gente común y corriente, componiendo una historia muy cálida, humana y optimista.
En resumen, espero que les alcance el tiempo para ir a verla antes de que salga de cartelera (las películas que pasan cual bólidos no creo que sean sólo una excepción en mi ciudad), preferiblemente con alguien al lado para conmoverse con ciertas partes que seguro querrán compartir con alguien.
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