Economía para Gobernantes
En América Latina, los gobernantes de turno, los ministros de Hacienda y los políticos, no conocen -u olvidan- los principios económicos más fundamentales, y aplican frecuentemente políticas populistas que pueden parecer positivas por sus efectos inmediatos, pero que al final generan profundos daños y padecimientos.
Por ello, encuentro útil elaborar un decálogo que recuerde a nuestras clases políticas los fundamentos esenciales de la ciencia económica. Así, puede contribuirse a que no se comentan los graves errores del pasado. Ojalá nuestros gobernantes presentes y futuros lean este decálogo cada mañana, antes de emprender sus quehaceres:
1-. EL BOLSILLO ES EL ÓRGANO MÁS SENSIBLE.
Por tanto, nadie mejor que uno mismo para cuidar su propio bolsillo. Ello quiere decir, además, que la naturaleza humana responde a incentivos: los individuos prefieren tener más a menos. La gente prefiere un sol en su bolsillo que en el bolsillo de otro o del gobierno, salvo que reciba a cambio de ese sol un bien o un servicio equivalente al mismo. No es de extrañar que los individuos se defiendan cuando les intentan reducir sus ingresos. Las políticas de cualquier gobierno que vayan en contra de la naturaleza humana fracasarán tarde o temprano.
2. NADIE CUIDA LO QUE NO ES SUYO.
Este es el fundamento de la institución y el fortalecimiento de la propiedad privada. Otros tipos de propiedad -corno la estatal, social o cualquier otra que inventen los «ingenieros sociales»- llevan a que nadie se responsabilice de ella. Tarde o temprano, todos tratan de sacar ventaja de ella, a costa de la participación de los demás.
3. NO SE PUEDE GASTAR MÁS DE LO QUE SE TIENE.
Esto puede hacerse por un tiempo, por medio del endeudamiento, pero al final las deudas se pagan. El individuo, la empresa o gobierno que intente romper esta regla terminará quebrado o en la insolvencia. Al principio, deja de pagar sus deudas, luego pierde sus activos y, finalmente, cae en la quiebra -que es sinónimo de dejar de operar, empobrecerse y quedar sumido en la miseria-.
4. LOS PAÍSES TAMBIÉN QUIEBRAN.
Este es un principio derivado del anterior. Cuando gastan más de lo que tienen, los países primero caen en cesación de pagos con el exterior -que son más fáciles de justificar-, luego le hacen el «perro muerto» a los proveedores internos y, cuando ya no pueden pagar la planilla, optan por el camino de mal utilizar el monopolio que poseen de imprimir dinero discrecionalmente. Ello genera inflación, que es la forma más hipócrita de encubrir la quiebra.
5. NO HAY LONCHE GRATIS. DEFINITIVAMENTE
Las facturas siempre se pagan. Ello no quiere decir que siempre las paga quien debe, ya que algunas veces los grupos de interés logran pasarle la actora al resto de la población. Al recibir una ventaja del gobierno -por ejemplo, jubilarse a temprana edad o con sueldos del personal activo, o subsidiar la producción nacional con los impuestos a la importación-, hacen que se financien con el dinero de los demás.
6. LO QUE NO NOS CUESTA LO HACEMOS FIESTA.
Esta es una verdad tan evidente que la vemos a diario. La gente no valora las cosas cuando no le ha costado dinero o esfuerzo. Cuando te regalan las echas, no las cuidas ni las consideras. Esto es cierto en el caso de un bien material, pero también de un servicio como la educación o la salud. Es preferible’ por ello, que quien reciba algo, tenga que sacrificarse también con algo -puede no ser dinero sino tiempo u otro recurso que pueda aportar.
7. LOS PRECIOS Y EL EMPLEO NO SE DETERMINAN POR DECRETO.
Los precios, el empleo productivo y el crecimiento económico no se pueden establecer por decreto. Los precios se determinan por la utilidad y por la escasez relativa de los bienes o servicios disponibles en un momento dado. Así, el tipo de cambio refleja la escasez o abundancia relativa del dólar; la tasa de interés, la del crédito; y el salario, la de la mano de obra. El gobierno, cada vez que intenta fijar o controlar precios, sólo entorpece el funcionamiento del mercado, generando escasez o abundancia artificiales -léase mercados negros o desempleo.
8. MAS GASTO PÙBLICO EQUIVALE A MAS IMPUESTOS
La idea de mayor gasto público es apetecible cuando se piensa en aumentos salariales, gasto social o gastos de inversión. Sin embargo, ese gasto viene aparejado con impuestos. A alguien hay_ que—quitarle algo para pagarlo. La primera tentación es quitarle—a- los ricos, pero generalmente eso no resulta suficiente. La segunda tentación es endeudarse, pero toda deuda se tiene que pagar. La tercera tentación es generar inflación, que resulta el impuesto más injusto, puesto que empobrece al asalariado, al jubilado y a la mayoría de la población.
9. LA POBREZA SE COMBATE CREANDO RIQUEZA
Quitar riqueza a los que tienen para dársela a los que no tienen es el camino seguro para empobrecer un país. Igualar es sinónimo de empobrecer. Siempre se quiere igualar hacia abajo, en lugar de permitir que se crezca hacia arriba. El éxito no debe penalizarse, sino premiarse. Lamentablemente, en nuestros países el éxito se ha equiparado al robo o a la explotación. Hay que desterrar estos complejos y tabúes. El éxito debe ser bienvenido y debe buscarse que todos tengamos las posibilidades de lograrlo con políticas que permitan «igualdad ante la ley».
10.- LOS EFECTOS DE LARGO PLAZO Y EL INTERÉS GENERAL SI CUENTAN
Este último principio es la clave para evaluar medidas económicas. No solo debe considerarse los efectos de corto plazo sino también los de largo plazo y el interés general sí cuentan. Este Ultimo principio es la llave para evaluar medidas económicas. No sólo se debe considerar los efectos de corto plazo sino también los de largo plazo, y no sólo el interés particular sino el general. Si un grupo de presión plantea una exoneración de un impuesto, así sea por motivos muy loables, hay, que analizar quien va a pagar esa factura y porqué ese grupo merece ese privilegio. Es seguro que cada grupo de presión puede plantear muchas razones para considerarse el más estratégico o el más sensible socialmente.
Tomado del facebook de Escuela Liberal – PUNO