[F-Review]
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Por su carácter independiente y salvaje, tendemos a considerar a los gatos como criaturas más oscuras y no es coincidencia que incluso hayan sido relacionados con el Diablo.
Por su parte, los perros con su naturaleza más apegada a nosotros han tenido mucha mejor prensa. Los consideramos más nobles. Podemos imaginar a un perro salvando a su dueño, pero lo mismo con un gato es bastante más difícil. Y no es que haya habido algún ejemplo de un gato siendo el héroe del día.
Digamos que el estereotipo es muy fuerte, y no colabora que los gatos sean tan especiales como sólo ellos son. Los que somos gente “de gatos” hemos aprendido a aceptarlo. Lo que no significa que no luchemos día a día para derribar los muros de ese Jericó felino, y cuando lo logramos es muy satisfactorio. Con los perros es distinto, damos por hecho que nos veneran.
Consciente de esta dualidad gato/perro no me sorprendió la forma cómo la directora Marjane Satrapi (Persépolis) la integró al diseño del protagonista de esta película, Las Voces.
Y sí, sólo está bajo la etiqueta de Ságato porque aparece un gato. Mi blog, mis reglas.
Mira quién habla también
Jerry (interpretado por Ryan Reynolds un par de años antes de la apoteósis de Deadpool) es un trabajador en una fábrica de bañeras. Alegre, inocente, casi infantil, vive en un apartamento sobre una pista de bowling con su perro, Bosco, y su gato, Mr. Whiskers.
Sin embargo, detrás de esa fachada es una persona con problemas, pues sufre de alucinaciones. Su perro y su gato le hablan (de allí el título Las Voces), siendo Bosco la voz buena y Mr. Whiskers la voz mala. Se supone que le han recetado pastillas para controlarlo, pero no las está tomando por sus efectos secundarios, que lo hacen sentirse triste y deprimido. Así, prefiere su irrealidad a una realidad donde no tiene con quien hablar en su departamento lleno de basura y heces de animales.
Por el lado de su interacción con sus compañeros del trabajo, está atraído por una chica de contabilidad, Fiona. Después de una barbacoa de la empresa y de una salida en grupo toma el valor para invitarla a una cita, pero esta aunque al inicio acepta lo deja plantado para ir al karaoke con sus amigas. Por mala suerte su auto se descompone y justo Jerry pasa por allí, recogiéndola. Disculpas, excusas, un par de accidentes… pasan varias cosas y Jerry termina con el cadáver descuartizado y la cabeza de Fiona en su refrigerador.
Este punto marca el inicio del descenso del protagonista a los infiernos, con las voces de su perro Bosco tratando de que haga lo correcto y la de su gato Mr. Whiskers animándolo a seguir sacando su lado más psicótico. Todo hasta un anticlimático y agridulce final.
El deber de dar ayuda
Mezcla de humor negro y horror, Las Voces es también una película muy triste. No será con distancia la película más conocida de Reynolds, pero no está falta de interés aunque sea para verlo en un registro distinto al que nos tiene acostumbrados. Es difícil no sentir empatía por Jerry aún con todas las situaciones horribles que hace. En ese aspecto el actor logra componer a un personaje patético y torturado, logrando su directora un tratamiento del tema de las enfermedades mentales si no 100% realista sí muy efectivo.
Quizás el final (anticlimático y agridulce, reitero) fue una exageración, pero entiendo que la directora lo escogiera. Jerry no merecía despedir su historia llorando, porque al final sólo era una víctima, tanto de sí mismo como de la indiferencia de una sociedad a la que le importan poco las personas con patologías mentales.
Fuera de eso, tanto los valores de producción como el resto de las actuaciones están dentro de un estándar decente.
Película mirable, la taquilla le fue muy esquiva. Con un costo de US$ 11 millones apenas recaudó US$ 444 mil, convirtiéndose en un tremendo fracaso y luego de Las Voces su directora, Marjane Satrapi, sólo dirigió Radioactive (2019), un biopic de la física Marie Curie que tuvo algo de mejor acogida pero también a pérdida y muy lejos del impacto que tuvo su película más conocida, Persepolis (2007). Es difícil preveer el futuro de la realizadora franco-iraní.
Para finalizar, sólo recuerden: podemos bromear que hablamos con nuestro gato y nuestro perro, y que el primero es nuestro diablito y el segundo nuestro angelito, pero si ya no es una broma pide ayuda. Y si te la piden, dala. Eso puede evitar que una sexy británica termine como si fuera sobras de la cena de Navidad, lo cual sería un gran desperdicio.
Y, por regla general, los querremos mucho pero nunca le hagas caso a lo que te propone tu gato.
La Yapa:
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