[Homo Videns]
Una voz de los 80’s desde el sur, más al sur.
¿Cómo arribó la música de González, Tapia y Narea a Perú? Quizás a través de acá, de Tacna, no sé, yo era muy chico entonces. Pero es un hecho que sus canciones acompañaron mi primera adolescencia junto con las de las otras bandas de rock en español que nos invadieron durante la década de los 80’s. “Rocas” las llaman algunos. Eran Los Prisioneros, aquellos muchachos iconoclastas que desde su mismo nombre expresaban la rebeldía de la juventud chilena dentro del régimen del dictador Pinochet. Y como no es necesario para que un joven sea rebelde el vivir en dictadura, el mensaje se nos prendía fácilmente. Así fueron sus álbumes La Voz de los 80’s (1984), Pateando Piedras (1986) y La Cultura de la Basura (1987), llenos de reconvenciones contra la realidad sufrida, de inconformismo. Eran sus letras “prisioneras”. No serían punk en toda regla ni subtes, pero por allí iban. ¿Pop?, sí. ¿Acaso eso les desmerece? Su éxito logró que muchas de aquellas canciones se convirtieran en auténticos himnos latinoamericanos de finales de la Guerra Fría. Por ejemplo, Sexo que fue la primera de sus canciones que me llamó la atención (totalmente lógico para un chiquillo pre-púber), aunque entonces no captaba su verdadero mensaje, o las latinoamericanistas No Necesitamos Banderas, y Latinoamérica es Un Pueblo al Sur de EEUU. Críticas al snobismo y la hipocresía son Nunca Quedas Mal con Nadie, ¿Por qué no se Van?, y Quieren Dinero, mientras que más tiradas a lo social las potentes Muevan las Industrias, De La Cultura de la Basura y El Baile de los que Sobran. EEUU y su forma de vida recibieron lo suyo en Maldito Sudaca, Pa pa pa, y Lo Estamos Pasando Muy Bien. Finalmente, más divertimentos que otra cosa sin embargo, ¿Quién Mató a Marilyn? (aunque algunos vean en ella una referencia soterrada al asunto de los desaparecidos chilenos), We Are Sudamerican Rockers y Paramar, son canciones que se dejaban escuchar.
Con el retorno de las elecciones libres a Chile, Los Prisioneros se reformularon, dejando las letras combativas y de paso separándose Claudio Narea por motivos personales (asuntos de faldas) y artísticos. En Corazones (1990) me encontré con una música más lírica y electrónica, un sonido menos rockero sí pero vaya que seguía pegando. Amiga Mía, Estrechez de Corazón, Corazones Rojos y Tren al Sur fueron canciones que escuché y bailé con gozo en mi secundaria.
Aunque se separaron ya hace tiempo, y a pesar de algunas malcriadeces de Jorge González, Los Prisioneros son definitivamente parte del soundtrack de mi vida:
Videos subidos por varios usuarios. También los puedes ver aquí. Los Prisioneros en Perú acá.
Corazones Rojos fue sin duda un disco que me marcó… clarito puedo recordarme volando en mi moto a media noche, escuchando "Por Amarte" en mi walkman (obvio, en cassette).
Creo que mi anterior comentario no salió… Aun me recuerdo volando a medianoche en mi moto, por las calles mojadas de Chaclacayo, escuchando en mi walkman (con "caset") "Por amarte" del disco Corazones…
¿Tenias moto? Vaya, que envidia… 😛 La verdad que Los Prisioneros no es solo parte del soundtrack de mi vida, sino de toda (o casi toda) nuestra generación, los ahora "chicos de treinta".