[F-Review]
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Con el título capciosamante traducido al español (en Latinoamérica) como Una Aventura Extraordinaria, la última película del director taiwanés Ang Lee (Crouching Tigger Hidden Dragon, Brokebak Mountain, Lust Caution, Sense and Sensibility) llega a nuestras pantallas como para refrescar un verano caluroso.
La historia en apariencia no podía ser más simple: Piscine Molitor Patel, un inmigrante hindú en Canadá, es entrevistado por un escritor a quien le contaron que su vida podría hacer una buena historia. Pi (como logró que le apodaran en la escuela en vez del infamante Pissing –pipí- a punta de punche, incluso memorizándose cuchucientos dígitos de pi, el número irracional) accede a contarle desde su infancia en la India, donde su familia poseía un zoológico, su apego a la religiosidad hindú, su descubrimiento del cristianismo y el islam que empieza a seguir paralelamente, hasta cuando en un momento de apuro económico sus padres deciden cerrar el Zoo y emigrar a América. Para ello abordan un barco japonés con los animales destinados a ser vendidos en Estados Unidos, pero en medio del Océano Pacífico una tormenta hunde el barco y Pi queda como un náufrago en un bote salvavidas con la única compañía de un imponente (y peligroso) tigre de Bengala llamado Richard Parker. De la extraña convivencia entre dos seres tan distintos trata la historia y de cómo sobreviven juntos a esa aventura no exenta de misticismo iniciático.
Basada en la novela homónima de un tal Yann Martel, que muchos (leo) juzgaban imposible de filmar (diez años tuvo la Fox los derechos sin encontrar a un director que se atreviera a hacerla), Ang Lee sale airoso de tal vaticinio a fuerza de su habilidad con las imágenes. Porque Life of Pi es esencialmente una película de líricas imágenes, sobrecogedora a momentos, a ratos lisérgica, bella en general. Me atrevería a decir que pocas veces la animación por computadora ha sido usada de manera tan sentida, y con un cuidado y verosimilitud tal que el estudio ha tenido que jurar por Krishna que no ha habido maltrato al tigre, pues se habría usado uno de CGI en las partes más difíciles. Será cierto, supongo, quiero creerlo. En todo caso quedan varias secuencias que potencian la historia de manera exponencial –la escena submarina del hundimiento verbigracia-, justificando el 3D como no lo veía desde The Invention of Hugo Cabret de aquel otro maestro, el tal Martin Scorsese.
Candidata al Óscar de este año, Life of Pi es una fuerte candidata que le podría hacer repetir por tercera vez el plato a su director. Méritos no le faltan.
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