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En la imagen a la izquierda se ve el ciclo de vida del Toxoplasma gondii, un parásito protozooario que es el responsable de la toxoplasmosis, una enfermedad infecciosa. Como se ve hay un gato bien arriba, y ello es porque es el gato (y también otros felinos) el que el Toxoplasma usa como huésped final para completar su ciclo reproductivo, mientras el resto de animales cuando lo adquieren sólo lo hacen de tránsito.
Ahora bien, la Toxoplasmosis es en la mayoría de los casos en humanos asintomática, y cuando no lo es a menudo se confunde con una simple gripe. Por ello es más común de lo que uno creería: alrededor del 50% de los adultos o hasta más la han adquirido, dependiendo de la zona, la actividad a la que se dedican (los agricultores sobretodo) y las facilidades sanitarias disponibles. La han adquirido sí, sólo una vez y luego han generado los anticuerpos respectivos y no han tenido mayores problemas posteriormente. Sin embargo sí puede haber peligro si la persona infectada tiene las defensas bajas (como ser de haber contraído previamente el VIH, por ejemplo), o en el caso de la transmisión a través de la placenta cuando la madre se infecta mientras está gestando.
Este último caso constituye la variante de la Toxoplasmosis llamada Toxoplasmosis congénita, la cual puede generar fuertes secuelas a los ojos, sistema nervioso, piel, oídos, del feto las cuales pueden manifestarse meses y hasta años después del nacimiento, si esta infección no es tratada a tiempo. En ocasiones también puede provocar la muerte del feto. Y esa es la razón por la cual muchas mujeres cuando se embarazan optan por deshacerse de sus gatos por el temor a enfermarse del dichoso toxoplama y transferirlo a sus bebés en gestación.
Pero ¿cuánto de cierto hay en ese temor?
La verdad, según todo lo que encuentro, las posibilidades para que una mujer embarazada adquiriera el parásito del mal y lo contagie a su bebé por culpa de tener un gato en casa son bastante bajas. En general, es más fácil adquirir el toxoplasma a través del consumo de verduras contaminadas, carne poco cocida, beber agua sin tratar, o que después de la práctica de la jardinería, la manipulación de ganado o cultivos contaminados se lleve los dedos con que se ha trabajado a la boca sin habérselos lavad. Y si el gato es un gato de casa y no sale no se contagiaría tampoco, pues para que adquiera el parásito debería consumir carne cruda o agua contaminada, o exponerse a heces de gatos o tierra contaminada. Ahora bien, en el caso de contagiarse el gato y llevar la infección a casa, el único vehículo para que contagiara a un humano sería o que bien el humano se lo comiera sin cocer bien su carne o bien manipulara sus heces sin cuidado y estas llegaran a su boca. E incluso así, las heces son infecciosas sólo después de 24 horas de haber sido excretadas y hasta 5 semanas después. Si se limpian rápida y cuidadosamente (mejor si se le enseña al gato a usar una caja de arena) no deberían haber mayores problemas. Se les puede acariciar, cargar y todo.
Resumiendo, transcribo de Mascotas by Suite101 esta serie de recomendaciones para la prevención de la toxoplasmosis en mujeres embarazadas :
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Cuide a su mascota, que su agua esté limpia, y procure alimentarlo sanamente y evite carne cruda o alimentos sucios.
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Lleve al veterinario a su mascota con regularidad y desparasítela.
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Si prefiere puede pedir ayuda a algún miembro de la familia para que limpie la caja de arena de su gato mientras usted está embarazada. Incluso hoy en día hay areneros automatizados que limpian las heces cada cierto periodo de tiempo.
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O puede, simplemente al momento de realizar esta limpieza, tomar sus precauciones y usar guantes para evitar entrar en contacto con la materia fecal y después por supuesto lávese las manos.
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Lávese las manos cuidadosamente antes de comer y después de entrar en contacto con carne cruda, tierra o la arena de su gato.
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Principalmente, antes que deshacerse de su gato, evite comer carne cruda o poco cocinada, frutas o vegetales sin lavar, huevos crudos y leche sin pasteurizar.
Para acabar acá hay un video que incluye entrevistas a un par de médicos sobre la enfermedad e imágenes de bebés compartiendo con gatos (y perros, que también por los mismos temores exagerados también pagan pato con su abandono).