Luna Nueva: Ahí viene el lobo

[B-Review]

Con cariño para todas las “crepusculosas”… aunque no me lo hayan pedido.

La segunda entrega de la saga de la Sra. Meyer empieza con Bella en un día temible: su cumpleaños dieciocho. Bueno, la Srta. Swan no es precisamente una chica común. Después de todo su enamorado es un vampiro “vegetariano”. y ella siente que siendo una simple humana no está a su altura, y que aunque ahora están bien y se aman, cuando los años pasen y ella envejezca mientras Edward permanece siempre joven… la idea simplemente la aterra. Así pues, entre pesadillas de noche y mal humor de día Bella no quiere saber nada de fiestas. Error: los Cullen totalmente emocionados le preparan una así no quiera y casi a rastras la llevan a su casa. Entonces un pequeño accidente (algo común en una patosa de campeonato como Bella) pone en evidencia los peligros de andar con tales juntas, y Edward la vuelve a rescatar de la muerte de nuevo. Lindo cumpleaños.

Sin embargo los problemas no han acabado para Bella Swan. Después de todo, si todo fuera feliz y color de rosa no sería interesante. Y la Sra. Meyer después de pensar qué giro dará su trama lo decide: Edward rompe con Bella y se marcha junto con el resto de los Cullen, dejando a la pobre chica en un estado de depresión. Pero Bella no quiere preocupar a nadie, y en sus esfuerzos por parecer normal, propio de ella, Bella termina como muerta en vida. Bien, Twilight además de ser una de vampiros ahora también es una de zombies. Sólo el apoyo de su amigo Jacob Black, y el involucrarse en situaciones peligrosas que hacen que su adrenalina se dispare y le produzcan alucinaciones donde puede sentir (y ver y oír) a su amado Edward. Como dije, la Srta. Swan no es una chica normal. Es más, no sé ustedes pero creo que pide ayuda profesional a gritos.

Jacob, mientras más se acercan uno al otro, empieza a enamorarse de Bella y esta, aunque acepta que lo estima mucho y que de algún modo llena el hueco que la partida de Edward dejó en su pecho, no se decide a tener con él otra cosa que una amistad. O sea, aparte de necrofílica… tetera. Disculpándola, Edward aún está muy presente en su corazón, no lo logra olvidar (y las alucinaciones y pesadillas no ayudan). Aparte, el retorno de un amenaza hacia su vida de parte de Victoria, la pareja del vampiro que casi la mató al final de la primera novela, y la desaparición de Jacob por varios días la llevarán a descubrir el secreto de su amigo… ¿Lo digo? No, mejor lean la novela . Sólo adelanto que el título Luna Nueva es justificado y que no puedo entender cómo es que Forks es escondite de tantas criaturas mitológicas.

Stephenie Meyer, así, ataca de nuevo y sigue reescribiendo la mitología de vampiros y ahora de licántropos (^_^) a su manera, hasta hacerlas casi irreconocibles. Supongo que los viejos mitos no eran tan cool para ella. Funciona, ¿no? Los millones de ejemplares vendidos lo confirman, aunque cuesta acostumbrarse a su visión… y a su soterrada perversión también. Sí, perversión, pues a pesar de que las escenas de sexo explícito brillan por su ausencia en sus novelas, lo morboso de la situación y de sus símbolos da para mucho, con su personaje Bella Swan, la chica que debe decidir entre la Necrofilia y la Zoofilia, entre convertirse en un No-Muerto y vivir para siempre o ser la Chica-Lobo y envejecer.

En sí, esta novela me ha agradado más que la anterior, aunque sólo sea por Jacob Black, el pobre chico víctima de la indecisión de Bella. Identificación quizás, y no sólo por su origen racial.

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