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Una vida menos… ¿me quedan cuántas?
Los gatos son unos sobrevivientes natos, unos recios. No por nada la tradición popular jura que tienen siete o nueve vidas. Tal es el caso de este minino de tres años domiciliado en Santa Cruz, estado de California en la tierra de Obama. Su nombre es Max y su historia comienza luego de volver de estar desaparecido un par de días (algo que los gatos es sabido acostumbran de vez en cuando, a menos que los hayan operado) el domingo pasado… con una flecha incrustada en la cabeza. Me imagino que tenía hambre, pues lo primero que hizo fue ir a por su comida como si nada. Nancy y Brad Paquin, sus caseros, asustados de verlo con esa cosa de 12 pulgadas que asomaba de su oreja a un lado de su cabeza lo llevaron de urgencia a los veterinarios, quienes luego de revisar a Max les indicaron que milagrosamente el cerebro del gato no había sufrido ningún daño, por lo que extraer la flecha no habrá sido gran problema. Luego de la operación, Max parece que está de lo más bien, según una foto que la propia Nancy Paquin ha mandado a la Asociated Press.
La duda es quién fue el que le disparó. Las autoridades locales han iniciado las indagaciones en el vecindario para dar con el responsable de este presunto intento de felinicidio.
Hace un tiempo (dos años) se dio un caso similar en el poblado de Bloomington, estado de Indiana, también en los Estados Unidos, aunque en este caso las heridas fueron más notorias. Acá abajo un video:
Video subido por wish. También lo puedes ver acá.
Brownie, otro sobreviviente. En el blog 9 Lives Around The World pueden encontrar más historias asombrosas de felinos.
Aviso Parroquial: A mi facebook me ha llegado la invitación de parte de un grupo de activistas pro derechos de los animales para una movilización pacífica en la ciudad de Tacna el próximo miércoles. El cartel acá abajo y el evento en facebook para que invites a tus contactos en este enlace.
Si tienes tiempo a esa hora únete y trae a tu mascota.
Ouch, ouch y ouch… yo que nunca me hecho muchas paltas con los cadaveres, apenas puedo con un gato herido… ouch, ouch… esto es muy gore para mi.
Respira hondo, Jorge. Tú puedes, tú puedes.