[B-Review]
Sin miedo al éxito
Omar Ramírez Ramírez es un arquitecto de carrera mexicano que se hizo conocido a principios del año pasado por su recopilación de relatos lo mismo grotescos que graciosos o de vergüenza ajena llamada La Rata con Thiner. Aquel volumen son 71 trozos de sub-literatura o «contracultura literaria» (si lo prefieren llamar así) la mayoría de los cuales venían circulando en internet ya un tiempo individualmente en grupos de redes sociales, foros y oscuros rincones de la web; 71 relatos que agotan sin nada de pudor los temas escatologicos y de marginalidad mas cochambrosos y que no está de más advertir que están destinados a lectores mayores de edad (pero todos sabemos la utilidad que tiene ese disclaimer).
Ahora bien, sin desmerecer su labor como curador libre, que una antología semejante tuviera la viralidad que tuvo aunque sea para denostarlo por su desvergonzada exhibición de «mal gusto» es algo que incluso sorprendió al buen Omar, y de una forma u otra aceleró su incursión en la carrera de escritor. Una crónica de la génesis de este pequeño fenómeno made in LATAM la pueden encontrar acá.
Obviamente no se lanzaba desde el vacío pues el amigo Ramírez como muchos ya venía escribiendo cosas propias desde el colegio, pero al contrario que la mayoría sí que se atrevía a mostrarlas. He aquí su wattpad con varios de sus primeros intentos (fanfics incluidos), y de donde salió la novela que en esta ocasión me ocupa. (Otro sitio donde tiene sus obras, acá algo más depuradas es en Me Gusta Escribir, y su página de facebook como escritor es esta).
Esta novela en ese entonces se titulaba Una Brujita Tercermundista. Aunque él confiesa que la escribió un poco en plan de joda medio como un fanfic del anime Mahou no Tabitabi (la historia protagonizada por la bruja Elaina -llamada la Bruja Ceniza- que se dedica a viajar por el mundo haciendo trabajitos por acá y por allá), terminó siendo algo popular en Wattpad. Lo suficiente para decidirse a publicarla como su debut en letra impresa.
La fantasía del otaku
Brayan es un chico que vive en Ecatepec, un municipio de las afueras de la ciudad de México. Adolescente interesado en los comics y el anime, en su cumpleaños número 18 pide como deseo el que su waifu, Larissa, la atractiva bruja protagonista del anime de temporada Maho Shiro, «sea real»… sin tomárselo en serio, claro. Sin embargo, sin lógica aparente despierta a la mañana siguiente con la mismísima «bruja blanca» durmiendo en su cama. Pensando primero que algún invitado de su fiesta de cumpleaños se quedó a dormir, y luego que le están haciendo una broma, suelta un grito al darse cuenta que es la real despertándola y ella hace lo que toda chica juiciosa haría si saliera del sueño en la cama de un desconocido que se llama Brayan: tratar de huir.
Pero su magia de volar en escoba falla y termina cayendo de un segundo piso al patio. Es recogida y curada por la madre del protagonista que le llena de preguntas cual más vergonzosa que la otra, quedándose a cuidarla mientras Brayan va a la escuela, una de las famosas preparatorias CONALEP. Así comienzan las peripecias de un chico más o menos típico latinoamericano y su waifu atrapada en un isekai inverso.
Larissa pronto medio que se acostumbra a esta situación, que se nos revela en que acabó mientras perseguía a una líder terrorista en su mundo. Mientras busca la manera de regresar, interesándose por las peculiaridades del nuestro, como su gastronomía, aficionándose a los tacos. Son algunos días en los cuales Brayan la lleva de aquí para allá en su barrio, finalizando en una salida con sus amigos Lalo, Roxana (AKA «Majin Boo») y su tío Kevin a una convención de anime en el centro de la ciudad de México. Esta es la primera parte.
La segunda parte se pone más seria, involucrando a la delincuencia organizada que tan tristemente pulula en nuestra región, y donde Larissa tiene su enfrentamiento final con la antagonista que vino con ella de su propio mundo. Al final Brayan después de su desarrollo de personaje se queda con buenos recuerdos.
El esfuerzo siempre lo vale
En líneas generales es un buen primer intento. Para empezar es una novela entretenida, fácil de leer y con cierto encanto por su fuerte color local. Predominantemente costumbrista y urbana en su primera parte, insertando elementos con los que cualquier lector joven latinoamericano se puede relacionar, incluyendo referencias de nuestra cultura popular actual tan globalizada como el mundillo otaku y geek, poco a poco va agregando más y más elementos de ligera crítica social en un contexto esencialmente fantástico y de aventura, creando buenos momentos de acción en su segunda.
Lo que puedo criticar es el desarrollo de la historia. Por ejemplo, la evolución de la relación entre los dos protagonistas, Brayan y Larissa. Supongo que siendo un varón y una mujer de la misma edad era esperable que la convivencia les acercara, pero creo que el cómo terminaron fue un poco fanservice. O quizás sea mi yo más anti-cupido. Quizás agregando mayor anticipación a través del punto de vista de Larissa donde se explorara más su opinión acerca de Brayan hubiera llevado de forma más orgánica esa parte. En general, creo que más capítulos con punto de vista de Larissa hubieran mejorado la experiencia, pues los pocos que hubo mostraban mucho potencial describiendo nuestra realidad a través de los ojos de alguien fuera de nuestro mundo.
Otro apartado es sobre el uso de los personajes secundarios, los amigos de Brayan, Lalo y Roxana, de su edad y su tío Kevin, cuatro años mayor. Daban para tener más activa participación en los eventos de la historia. Como están son poco más que recursos y contexto para que no olvidemos que el escenario es el Ecatepec contemporáneo, con su «marginalidad». Sobretodo Kevin, quien teniendo un interesante trasfondo (ex-delincuente reformado) que en las ocasiones que aparece se nota que es una persona sagaz y que conoce bien su mundo, lo siento desaprovechado. Por ejemplo, teniendo un negocio exitoso de tortas gigantes, pudo describirse el sitio como uno para chismear y él aprovechar eso para ayudar en las pesquisas de Larissa, moviendo los hilos de sus relaciones de su anterior vida… con sus consecuencias.
También extrañé que la brujita y «Majin Boo», la amiga de Brayan, no tuvieran una interacción a solas para desarrollar una dinámica femenina. Imagino a Larissa dándole consejos de belleza a Roxana, y a la mamá de Brayan entrometiéndose, y pienso que hubiera sido genial. ¿Y por qué Brayan no confía en sus únicos amigos para revelarles que una bruja de anime apareció en su cama? OK, quizás esto último sí era complicado… pero hay maneras.
Nos vemos en Islandia o Yatareni
Fuera de mis quisquillosidades, tengo que hacer hincapié en que este primer acercamiento a la obra de este nóvel escritor me pareció bueno. Veo potencial si trabaja en su técnica, porque idea de lo que quiere contar tiene, y también capacidad para conectar con el lector casual, que a estas alturas es el lector que nos debe de interesar más. Ya el lector ducho tiene para empacharse de literatura compleja y hasta con ínfulas sociológicas o metafísicas. Pero lo ligero… allí está el reto.
Mínimo estaré leyendo en las próximas semanas su nueva publicación, el primer tomo de una saga de tres que también saliera de su Wattpad y que se titulaba allí Yatareni y ahora se publica como La Serpiente de Oro (como la primera novela que compré de adolescente, vea usted, escrita por Ciro Alegría). Esta trata de un joven que acaba de graduarse de arquitecto (como el autor) y termina en un pueblo del campo mexicano muy peculiar, que incluye dos chicas idénticas hasta en el nombre pero que no son familia y un rudimentario club de otakus.
En cuanto a La Brujita que Cruzó a mi Barrio Marginal si vives fuera de México la puedes conseguir como yo, en su versión de kindle, o en físico impreso por ellos. La saga de La Serpiente de Oro aún no tiene opción de kindle, pero supongo que será cuestión de tiempo.
Trailer y material audiovisual adicional
Videos subidos por varios. También los puedes ver acá.
Actualización al 19/01/2024: He agregado una crítica que le hizo Paquirra a esta novela, compartida por el mismo autor (que no se pica) en su facebook.
La Yapa: