[Yoni]
Yo confieso que el solcito que se ha asomado hoy en Tacna me ha tenido como el lagarto, sentado disfrutándolo mientras escribía un poco. Es increíble cómo ese pequeño contento físico me ha llenado de una sensación de bienestar rayano en el hedonismo básico. También que después de varios días con frío… la proximidad de la primavera a cualquiera le da ilusión.
Pero la realidad me grita desde la balanza. Resultado acaso de picar cachitos, anticuchos o por allí una hamburguesa o hot-dog, haber llegado a pesar setenta y seis para alguien que mide 1.68 es por lo menos preocupante. ¿O algo tendrá que ver el casi mes con medicació basada en un corticoesteroide, un antibiótico y antihistamínico? No sé. Al menos las drogas han surtido efecto: respiro mejor y los olores los percibo si no perfectamente al menos sí de manera definida. Pero igual, esos kilos de más son inéditos: mi anterior cota, setenta y cuatro kilos, fue cuando trabajaba en una embotelladora, y eran explicables fácilmente por el hábito de tomar gaseosa helada.
Está visto que no me queda otra que empezar con un regular programa de ejercicios cada mañana al levantarme (las dietas son utopía en mi casa). Triste noticia para quien como yo se queda despierto hasta la medianoche conectado a la matrix para quedarse en la cama hasta las 7 de la mañana. Pero lo que se tiene que hacer se tiene que hacer… por mi salud, por el beneficio de la estética, y por… ya saben.
¿Qué tal estás de peso? ¿También piensas que debes de hacer régimen?
[…] Salió el sol y estoy gordo […]