Ya había escuchado esta teoría antes. Pero igual da qué pensar.
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¡Uyyyy, qué miedo!… Bueno, no tanto, pero sí aprensión. Aunque en primera estaría de acuerdo en tener insertada mi identificación para poder comprar y vender sin necesidad de portar efectivo, las implicancias de llevar a tal extremo la conectividad son por demás peligrosas. Para empezar sería redefinir lo que entendemos por “intimidad”, aunque con tantas redes sociales y demás utilidades de la web 2.0 ya parece que se está avanzando en ese camino: nuestra vida está en vitrina. Pero aún así tenemos todavía el control: podemos desconectarnos. Con el microchip siempre estaríamos en línea.
Pasan los años; la primera vez que escuché de un chip identificador (como SF) fue en la película Demolition Man, aunque visto ahora aquel sería el futuro posible más amable. El peor escenario está en Apocalipsis.
La Yapa:
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