Los años pasan, los bicentenarios llegan.
Como cada 28 de Julio el presidente de nuestro país (que es, aún, Alan García Pérez) dirigió el acostumbrado Mensaje a la Nación por Fiestas Patrias desde el Congreso. Como siempre, lo que dijo (y sobretodo lo que no dijo) será el tema de sesudos análisis de parte de gente más enterada que el que escribe estas líneas. Si quieres leerlo entero, puedes hacerlo aquí. Yo sólo quiero citar una de las frases con que lo comenzó: «Faltan 12 años para el segundo centenario en el 2021, y debemos llegar a esa fecha, y estoy seguro, como un país del primer mundo, desarrollado y justo», luego de pedirnos a los peruanos que «fortalezcamos la confianza, la autoestima y el optimismo».
Tengo confianza (en el futuro), autoestima y soy optimista, creo que mi país tiene muy buenas cosas y muy buena gente, pero se le olvida al Sr. García que para ser Primer Mundo nos falta mucho más que buenos deseos: nos falta base económica. Pretender ser país desarrollado es apostar por sectores que normalmente no están en la agenda inmediata: o sea, industrias y el desarrollo de nuevas tecnologías. Sólo ser un país industrial y tecnológico nos puede llevar a ser algo más de lo que somos ahora: simples exportadores de materias primas, alimentos, cerebros y brazos. Podemos construir todas las carreteras que querramos, podemos tener innumerables Centros Comerciales a lo largo del país, pueden surgir veinte Gastones Acurios, pero si sólo contamos con las mineras y la agroexportación para tener en azul nuestras Balanzas, pues no estamos cambiando mucho lo que estuvimos dedicados en la Colonia y luego al inicio de la República: exportando plata, luego guano y salitre, luego caucho, luego muchas más cosas, pero siempre salidas de la tierra y embarcadas sin demasiada transformación, lo que me enseñaron a llamar valor agregado en la Universidad. Y es que contrariamente a lo que digan sus discursos, la explotación de los recursos naturales parece ser lo que más le interesa a este gobierno. No es extraño, sino obvio: las empresas de esos rubros son las que tienen mejores lobbyes, y manejan más capitales. Pero verdaderamente ¿necesitamos más minas?
No habrá en este gobierno un auténtico cambio de actitud. La inercia de décadas de llevar las cosas igual pesa mucho. Pero confío y tengo esperanza en que habrá ese auténtico cambio en los próximos años, y que lleguemos al 2021 sino como de Primer Mundo, al menos como un buen país para vivir. Los peruanos somos más grandes que la miopía de nuestros dirigentes.
La Yapa:
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